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CONFLICTO EN ORIENTE PRÓXIMO

Netanyahu trata en Jordania de asegurarse una alianza con el nuevo rey Abdalá II

Benjamín Netanyahu trató ayer en Ammán de asegurarse una alianza con el nuevo rey de Jordania, Abdalá II. La visita del jefe de Gobierno israelí a la capital jordana se vio precedida por una agria polémica convertida en incidente diplomático que fue provocado por el propio Netanyahu, quien dos días antes había efectuado en voz alta una reflexión improcedente sobre el anterior monarca, el rey Hussein, echándole en cara que se hubiera aliado con Irak y contra Israel durante la Guerra del Golfo, en 1991, como si tratara de decir a la opinión pública de su país que uno no puede fiarse de los árabes.

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"El rey Hussein de Jordania, el caballero de la paz, fue el primero que se sumó al presidente iraquí, Sadam Husein, en la Guerra del Golfo en 1991". Este comentario, con cierta dosis de ironía, efectuado por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en una conferencia pronunciada el pasado jueves en la Universidad Bar Illán, cerca de Tel Aviv, ha estado a punto de costarle a Israel su amistad con Jordania, su único y verdadero aliado árabe en la zona.Netanyahu, quien prosiguió en su discurso ante los universitarios aventurando la posibilidad de que, en el caso de una nueva contienda, Jordania se aliaría con Irak para atacar a Israel, se olvidó por un momento de que tenía concertada para el domingo una cita con el rey Abdalá II, en un intento de reafirmar la alianza de ambos paises y confirmar así el tratado de paz firmado en 1994.

Las palabras de Netanyahu sentaron tan mal al Gobierno de Ammán que han obligado al primer ministro israelí a pasarse dos días presentando excusas y haciendo aclaraciones de todo tipo en las que incluso ha llegado a asegurar que "Jordania es un reino estable y su política de paz firme", y que, en realidad, lo que quiso decir -pero no dijo-, era que "si Irak obtuviera armas nucleares, amenazaría a Israel, a Jordania y a la paz".

"Nosotros respetamos la memoria del rey Hussein y yo no tuve intención de manchar su recuerdo, cuando mencioné su apoyo a Sadam Husein en la guerra del Golfo", insistió en un último esfuerzo Netanyahu, mientras desde la oposición laborista israelí se le acusaba de actuar "como un elefante en una cacharrería" o de "ejercer la diplomacia al estilo Arnold Schwarzneger", en referencia a los tipos duros encarnados en la pantalla por el actor norteamericano.

Netanyahu logró hacerse perdonar y ayer el rey Abdalá le dedicó dos horas de su tiempo, pero se negó después a participar conjuntamente en la conferencia de prensa prevista en Ammán, delegando en su lugar al primer ministro jordano Fayez Tarawane, quien aseguró que daba por zanjado el incidente.

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El clima frío y tenso que presidió el encuentro de Netanyahu y el rey Abdalá hizo a muchos observadores políticos recordar que el primer ministro israelí había demostrado en los últimos meses sus claras preferencias en favor del ex regente príncipe Hassan como sucesor del rey Hussein, en contra de la candidatura del actual monarca, quien además está casado con una palestina, la reina Rania.

Apuesta por Hassan

Benjamín Netanyahu había apostado de manera clara por Hassan como heredero de Jordania, entre otras razones, por que el hermano del rey le había dado muestras de fidelidad y apoyo en numerosas ocasiones, entre las que se incluye sus gestiones de mediación para resolver el incidente Mashal, provocado por los servicios secretos del Mossad, que intentaron en septiembre de 1997 dar muerte en Ammán a este dirigente islamista de Hamas. Este intentó ocasionó el cierre de la antena de los servicios secretos israelíes en Jordania, como represalia.El entonces príncipe heredero Hassan fue el artífice de un acuerdo con el que se cerró el incidente. Este pacto tuvo su prólogo en unas reuniones secretas celebradas en una base aérea del desierto del Neguev en las que participó como mediador la central de inteligencia estadounidense (CIA). El problema quedó desactivado y el Mosad volvió nuevamente a reabrir la antena de Ammán.

Ayer, durante su visita a Ammán, Benajamín Netanyahu trató de hacer olvidar al rey Abdalá II todo estos malos recuerdos.

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