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Nace República Solidaria contra Sarkozy

El ex primer ministro Dominique de Villepin presenta el partido político con el que pretende disputar el espacio del centro-derecha francés a su enemigo

Antonio Jiménez Barca

Dominique de Villepin, ex primer ministro y rival enconado de Nicolas Sarkozy en la derecha francesa, apareció al fondo de la sala, envuelto en una nube de periodistas y admiradores y recorrió la inmensa nave industrial oyendo un grito unánime: "¡Villepin, presidente!, ¡Villepin, presidente!". Después subió a la tribuna y en la primera frase anunció el nombre de su nuevo partido: República Solidaria. Que esta formación se convierta en un partido con futuro ante las próximas elecciones presidenciales de 2012 de Francia o solo una molesta china en el zapato electoral de Nicolas Sarkozy será una cuestión que se decidirá en los próximos meses.

Por lo pronto, en la hora larga de discurso que Villepin utilizó para justificar la creación de esta nueva fuerza política, el ex ministro de Asuntos Exteriores no dejó ningún títere con cabeza, ni siquiera el de la selección francesa de fútbol y, sin citarle jamás, se ocupó en criticar punto por punto la actual política del actual presidente de la República. "Me comprometo en esto porque pienso que los franceses necesitan otra voz", dijo el político.

"Hay una ambición más fuerte que la política, el amor a Francia", dice Villepin
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El ex ministro de Asuntos Exteriores que en 2004 -como él se encargó de recordar varias veces en la jornada de ayer- se opuso a la guerra de Irak en una emocionante intervención en la sede de la ONU en Nueva York, se planta así en la escena política francesa, desafiando al mismísimo Sarkozy, dispuesto a disputarle el sitio. Ya lo había anunciado en marzo, un mes después de que el juez le absolviera del caso Clearstream, donde compareció acusado de torpedear en 2004 la carrera política del por entonces emergente ministro Sarkozy a base de amparar la falsificación de unas comprometedoras listas bancarias. Toda Francia asistió entonces, al airearse la relación entre los dos políticos, al odio que se profesaban (y se profesan). Ayer, Villepin, jugando la carta del conciliador generoso, quiso dejar claro una cosa a la hora de anunciar su nueva aventura política: "No me mueve el rencor".

Pero el retrato que hizo de Francia fue demoledor, con constantes alusiones veladas a su rival y a sus frases clave, como, por ejemplo, aquella que sirvió a Sarkozy como lema electoral ("Trabajar más para ganar más"). Ayer, Villepin afirmó: "He visto a los agricultores condenados a trabajar cada vez más, por casi nada".

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Dominique de Villepin escogió con tino la fecha de su alocución, el 19 de junio, un día después de que Francia (Sarkozy incluido, con ceremonia televisada en Londres incluida) conmemorara el 70 aniversario del llamamiento del general Charles de Gaulle a resistir a los nazis. "En nuestra historia, hay una ambición más fuerte que la política, el amor a Francia. E incluso en las pruebas más duras, Francia es capaz de comportarse. No olvidemos que hace 70 años hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, respondieron a la llamada de un general desconocido, dispuestos a abandonarlo todo para reconquistar lo esencial".

A ese pasado glorioso Villepin opuso el, a su juicio, sombrío presente: "He visto, a la hora del baile de millones para salvar a los bancos, la cólera de todos aquellos que tienen el sentimiento de pagar una crisis de la que los responsables se han puesto a salvo".

Después se refirió a la, para él esencial, ceguera que aqueja a los actuales gobernantes franceses: "Cada vez hay una mayor distancia entre los discursos y los actos, entre lo que viven los franceses y lo que nos dicen los dirigentes. ¿Qué pensar de una política que parece negar la evidencia que los franceses viven en el día a día, con paro, precariedad y finales de mes complicados?"

Y siguió, sin aludir jamás a él, martilleando sobre la figura política de Nicolas Sarkozy y sus medidas: "No aceptamos que el Estado se someta a los intereses particulares y que el dinero se coloque por encima del interés general. No aceptamos que se toque la independencia de Francia colocándola en el mando integrado de la OTAN. No aceptamos la lógica de los chivos-expiatorios, el debate sobre la identidad nacional, cuando todo sirve a denunciar, a mostrar con el dedo, a estigmatizar".

Y continuó: "Necesitamos, tengo la convicción, responsabilidad: un presidente por encima de las polémicas, que asuma plenamente su papel su papel de guía, de árbitro, que se comprometa en el tiempo con las prioridades esenciales al servicio del interés general. Y ministros que gobiernen, que no estén a las órdenes de los consejeros políticos del Elíseo".

Después, tras criticar la falta de política internacional de Francia y la falta de orientación económica, tras señalar la pérdida de valores, la desorientación y desmoralización de la población, tras recordar otras etapas gloriosas e, incluso, rememorar con nostalgia el equipo de fútbol con el que la República Francesa fue campeona del Mundo en 1998, Villepin anunció que presidirá este nuevo partido, que aún no se sabe muy bien dónde llegará, pero sí a quién se enfrenta (sin citarle nunca).

Dominique de Villepin saluda a sus partidarios en el acto de presentación de República Solidaria.
Dominique de Villepin saluda a sus partidarios en el acto de presentación de República Solidaria.REUTERS

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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