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Netanyahu hace equilibrios para tratar de contentar a colonos y palestinos

El primer ministro israelí sugiere que solo permitirá "construcciones limitadas"

Enric González

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, parece disponerse a ejecutar un ejercicio de equilibrismo casi imposible. La Autoridad Palestina y Estados Unidos le exigen, con el proceso de paz en juego, que no vuelva a construir en los territorios ocupados después del día 26, cuando expiran los 10 meses de moratoria que el propio Netanyahu impuso. Pero los colonos y buena parte de su Gobierno y de su electorado se sublevarán si no se vuelve a construir. Netanya-hu aspira a contentar a unos y otros. Es decir, a convencer a los palestinos y a Obama de que no se construye y a los suyos de que sí se construye.

Benjamin Netanyahu se dirigió ayer al Consejo de Ministros y a la sociedad israelí con una frase críptica: "Lo que se requiere es una forma de pensar creativa y novedosa para resolver estos complejos asuntos".

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El ministro de Defensa y número dos del Gobierno, el laborista Ehud Barak, que suele hablar más claro que Netanyahu aunque no con menos dobleces, hizo su propia traducción sobre el pensamiento "creativo y novedoso". Declaró que le parecía muy improbable que se mantuviera la moratoria en la construcción o ampliación de colonias, pero que asimismo le parecía probable que se mantuvieran algunas restricciones para construir. Acto seguido, sin otras explicaciones, recordó que el Gobierno había permitido "algunas construcciones limitadas" durante la moratoria.

Según la opinión más extendida entre los ministros, Netanyahu permitirá construir en algunas colonias de Jerusalén y en las más cercanas a la línea verde, la frontera provisional que surgió del armisticio de 1948 y se mantuvo hasta 1967. Esas colonias deberían permanecer bajo soberanía israelí tras un hipotético acuerdo de paz, según admiten los propios negociadores palestinos. Las restricciones en la construcción a que hizo referencia Barak se referirían a los asentamientos situados lejos de la línea verde, en el interior de los territorios ocupados. Pero habrá que ver qué distinciones hace el Gobierno, si todo esto ocurre, porque en el corazón de Cisjordania hay asentamientos que son casi ciudades, como Ariel, con 20.000 habitantes, teatro y polideportivo, y Kiryat Arba, con 8.000.

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El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, reafirmó en la reciente reunión de Washington que daría las negociaciones por terminadas en cuanto se volviera a construir en los asentamientos. El jefe del equipo negociador palestino, Saeb Erekat, dijo ayer lo mismo pero en un tono más conciliador en unas declaraciones a la radio del Ejército israelí: "Netanyahu no pronunció la palabra moratoria; nosotros conocemos su posición y él conoce la nuestra, veremos qué ocurre en los próximos días".

Erekat se declaró moderadamente optimista por el hecho de que Barack Obama hubiera exigido que en los próximos 12 meses se resolvieran todos los grandes obstáculos para la creación de un Estado palestino (fronteras, Jerusalén, refugiados, seguridad, asentamientos), y no se buscaran, como en intentos anteriores, soluciones parciales. Erekat también dijo que un acuerdo de paz conduciría a resolver el problema de Gaza. Hamás, el partido islamista que ganó las últimas elecciones palestinas, gobierna en Gaza y ha lanzado una campaña terrorista contra las negociaciones, se comprometió en su día a aceptar una larga tregua si Israel aceptaba las fronteras previas a 1967.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ayer en Jerusalén.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ayer en Jerusalén.REUTERS

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