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Nicaragua, víctima de la intransigencia de su presidente

El duro discurso del mandatario hacia la UE hace improbable que la ayuda económica europea se reanude

La Administración de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, se muestra interesada en que se aumenten los impuestos para paliar la falta de recursos en el presupuesto, descompensado por el retiro de la ayuda europea de los europeos tras el fraude de los comicios municipales de noviembre del año pasado.

Las relaciones entre el Gobierno sandinista y Europa son tensas desde diciembre, cuando el Grupo de Apoyo Presupuestario congeló 100 millones de dólares de ayuda a Nicaragua tras la decisión del Consejo Supremo Electoral de no revisar los resultados, pese a las inconformidades de diversos sectores en el país.

Stefanno Sannino, director adjunto de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea, llegó la noche del jueves a Managua para hablar del tema con las autoridades, pero el recibimiento no ha sido nada afectuoso. Sólo el canciller Samuel Santos aceptó reunirse con el funcionario europeo. Ayer no había noticia de una posible reunión con Ortega.

Una fuente ligada a un organismo de cooperación europeo, que pidió anonimato, dijo que es "muy improbable" que la ayuda congelada regrese a Nicaragua. "Ya no es una decisión a nivel de embajadas, sino que toca decidir a Bruselas. Es muy difícil que la ayuda se reanude".

La fuente explica, sin embargo, que existe la probabilidad de que parte de los montos de cooperación se destinen a organismos de la sociedad civil, "pero hay el temor de que las ONG no puedan manejar bien la ayuda".

El Gobierno mantiene un duro discurso hacia la comunidad europea. El miércoles, la primera dama, Rosario Murillo, mano derecha del presidente Ortega, calificó a los Gobiernos europeos de "imperialistas" y los acusó de querer imponer sus modelos de Gobierno "y no el que estamos logrando impulsar de acuerdo con la voluntad popular". Una voluntad popular bastante débil, a juzgar por las encuestas, que le dan a Ortega una aprobación de apenas el 38,4%, mientras que otro 65% cree que el país va por la dirección equivocada.

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El Gobierno parece desesperado por hacer cuadrar los números del presupuesto y llenar los huecos dejados por el congelamiento de la ayuda europea y cumplir con las metas trazadas por el Fondo Monetario Internacional. Bayardo Arce, asesor económico del Gobierno, dejó claro que pretenden terminar la dependencia de la ayuda externa que tiene Nicaragua. Para ello, dijo que prepara una reforma tributaria de gran alcance, que en principio aumentaría los impuestos a los grandes contribuyentes.

Hasta ahora no se conocen a fondo las medidas planteadas por el Gobierno, pero Arce dijo que se someterá a discusión el plan de reforma el próximo mes. Ese plan ya es rechazado por varios sectores de la empresa privada, que creen que un aumento de impuestos aumentaría el desempleo y reduciría la competitividad de las empresas.

La única persona que ha mostrado optimismo sobre un acuerdo con la Unión Europea es el vicepresidente de Nicaragua, Jaime Morales Carazo, quien catalogó como positiva la llegada de Sannino al país. Carazo, sin embargo, restó importancia a las exigencias de transparencia y respeto a la institucionalidad que hacen los europeos, a quienes acusó de no ver "los efectos colaterales" que tendrá la retirada de la ayuda en un país donde el 79,9% de la población vive con 1.4 euros al día.

El presidente Daniel Ortega, saluda a un jefe militar de EE UU, durante un acto en Managua.
El presidente Daniel Ortega, saluda a un jefe militar de EE UU, durante un acto en Managua.EFE

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