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Nueva etapa de Lula en la conquista de Asia

El presidente brasileño visita por primera vez Kazajistán en su periplo estratégico para diversificar mercados

Lula avanza imparable por Asia. El presidente brasileño se encontraba de visita oficial ayer en Kazajistán, donde junto a su hómologo kazajo, Nursultán Nazarbáyev, abogó por una reforma de la ONU para dar más peso a los países en desarrollo, por el comercio bilateral entre ambos países y por las iniciativas internacionales de desarme, inclusive nuclear, contra la proliferación de armas de exterminio y para la solución pacífica de los conflictos. Esta primera visita de Luiz Inácio Lula da Silva al país centroasiático, rico en hidrocarburos, es repuesta a la que Nazarbáyev hizo al país suramericano en 2007.

El líder brasileño llegaba a Kazajistán tras su participación en la primera cumbre de las cuatro potencias emergentes que integran el BRIC (Brasil, Rusia, India y China), celebrada el martes en Ekaterimburgo (Rusia), donde se alertó sobre el dominio del dólar y se hizo un llamamiento a reforzar el sistema financiero internacional para dar más protagonismo a los países emergentes.

El papel de Brasil, y concretamente del presidente Lula, tanto durante la cumbre del BRIC, como durante su encuentro con el presidente kazajo, Nazarbáyev, se está revelando especialmente importante, por las características del país suramericano, con gran capacidad de diálogo, y por la perspicacia de Lula, que desde que llegó al poder apostó por poner los ojos en Asia para ensanchar los horizontes de Brasil y de América Latina.

La visita a Kazajistan puede parecer un visita simbólica, ya que millones de brasileños ni saben que existe ese país. Pero es más que eso. Lula sabe que se trata de un país rico en hidrocarburos, que ha duplicado sus compras a Brasil y que desea aumentar sus relaciones económicas. El presidente brasileño anunció que en septiembre próximo una delegación de ministros y empresarios brasileños visitará el país centroasiático.

Ya antes de la crisis financiera mundial, que Lula está aprovechando desde el primer momento con intuición política para hacer ver al mundo que se impone un cierto nuevo orden mundial y económico, Lula intuyó que Brasil, como futura potencia mundial, no podía quedarse encerrada en sí misma. Así empezó enseguida a abrir el abanico de las relaciones con otros países, africanos y asiáticos principalmente.

Lula vio enseguida en China y en India una posibilidad de oro para abrir los mercados brasileños, diversificándose del mercado puramente americano, y junto con Rusia, ir dando cuerpo a una agrupación de los llamados países del segundo mundo que, sin enfrentarse a Estados Unidos, tuviese un peso mayor en las decisiones mundiales, sobre todo una mayor presencia en los organismos internacionales, como la ONU. Brasil forcejea por activa y por pasiva para formar parte del Consejo de Seguridad. En alguna ocasión, Lula ha dicho que tanto Brasil como los otros países en desarrollo no quieren ir ya "sólo a tomarse un café", sino que quieren participar en las decisiones que marcan la política mundial

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Lula ha pasado una parte considerable de sus siete años de gobierno recorriendo el mundo, sobre todo Asia, llegando incluso a ser criticado por su excesiva ausencia del país. En realidad, el presidente brasileño tiene una estrategia bien definida que se va revelando cada día con mayor efectividad y que consiste en colocar a Brasil en la primera plana de la política mundial. Hoy, Brasil cuenta cada vez más en el mundo. Curiosamente, cuanto más se va acercando a los paises asiáticos y africanos, casi olvidándose de Mercosur (Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay), por ejemplo, Estados Unidos, primero con Bush y ahora sobre todo con Obama, está poniendo sus ojos en Brasil al que ve como un moderador de los fogosos Gobiernos antiamericanos de Latinoamérica.

Según el embajador Marcos Azambuja, representante del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales, Brasil tiene la suerte, además de formar parte del BRIC, de ser "el más avanzado institucionalmente", al mismo tiempo que no participa de la atávica rivalidad, que impera en los otros tres paises: China, India y Rusia.

El ministro de Asuntos Estratégicos del Gobierno de Lula, Mangabeira Unger, catedrático de Harvard y ex profesor de Obama, que participó en las reuniones previas a la cumbre del BRIC, ha destacado que mientras Rusia y China no son democráticos o lo son a medias, Brasil es un país democráticamente estable, como cualquiera del primer mundo.

Lula, vestido al estilo kazajo, ayer junto al presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev.
Lula, vestido al estilo kazajo, ayer junto al presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev.EFE

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