La ONU acusa a Siria de crímenes contra la humanidad
Asesinatos, torturas, violaciones; excesivo uso de la fuerza, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, desapariciones. El régimen de Damasco ha perpetrado esta interminable lista de crímenes -y alguno más, como yugular económicamente a la población- desde que en marzo, al hilo de las revueltas de Túnez y Egipto, los sirios comenzaran a manifestarse en masa contra el presidente Bachar el Asad.
Para reprimir las protestas, el Ejército y las fuerzas de seguridad han matado a más de 3.500 personas, entre ellas 256 niños, según un informe divulgado ayer por Naciones Unidas, que denuncia la comisión de crímenes contra la humanidad por parte del régimen.
La investigación se basa en entrevistas realizadas en los últimos dos meses a 223 víctimas directas, testigos y desertores de distintos cuerpos de seguridad de Siria. "Según testimonios individuales", apunta el informe de la ONU, "las fuerzas de seguridad disparan indiscriminadamente a manifestantes desarmados. La mayoría de ellos han sido alcanzados en el tronco o la cabeza. Desertores del Ejército y las fuerzas de seguridad manifestaron a la comisión
que recibieron órdenes de disparar sin previo aviso a manifestantes desarmados".
La comisión recogió testimonios que indicaban que "los militares, las fuerzas de seguridad y las shabbiha [milicias de matones del régimen] han ejecutado operaciones conjuntas con órdenes de disparar a matar para dispersar manifestaciones". Esas operaciones se perpetraron en el centro de Al Lakidiya en abril, y en un suburbio de la localidad el 13 y el 14 de agosto. Durante la represión, murieron 20 personas, varios niños incluidos.