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La ONU elige a un diplomático de EE UU como mediador en el Sáhara

Washington se implica más en buscar una solución con el nombramiento de Ross

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, nombrará en los próximos días al diplomático estadounidense Christopher Ross, de 65 años, enviado personal para el Sáhara Occidental, según indican fuentes cercanas a la negociación entre Marruecos y el Frente Polisario. Con el nombramiento de Ross, que posee una amplia experiencia en el mundo árabe, EE UU se implica un poco más en la búsqueda de una solución al conflicto de la antigua colonia española que dura desde hace 33 años, recalcan fuentes diplomáticas de Naciones Unidas.

El nuevo enviado es un experto en la lucha antiterrorista y habla árabe
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Ross coordinaba hasta ahora la lucha antiterrorista desde el Departamento de Estado. Con anterioridad fue embajador en Siria y en Argelia y también estuvo destinado en Beirut, en Argel, como funcionario de menor rango, y en la ciudad marroquí de Fez donde trabajó para la Agencia de Información de EE UU (USIA, según sus iniciales en inglés). Fue profesor de árabe en la Universidad de Columbia y colaboró con el Middle East Journal.

Ban Ki-moon se ha dado prisa en elegir a un sustituto al diplomático holandés Peter Van Walsum del que decidió prescindir a finales de agosto. Éste anunció que había dejado el cargo en una tribuna publicada en EL PAÍS el 28 de agosto. Cuando el norteamericano James Baker dimitió, en 2004, cómo enviado personal el entonces secretario general, Kofi Annan, tardó más de un año en reemplazarle.

El nombramiento de Ross significa que Washington acepta involucrarse un poco más en la negociación entre Rabat y los independentistas saharauis que empezó hace más de un año de Manhasset, un suburbio de Nueva York, y que, tras cuatro rondas, no ha dado frutos.

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La designación de Ross es una relativa buena noticia para el Polisario que siempre ha deseado que el mediador de Naciones Unidas fuese un norteamericano porque contaría con el respaldo de la Administración estadounidense, la única que, según los saharuis, puede ejercer una presión eficaz sobre Marruecos.

La salida de Van Walsum fue, en cambio, una mala noticia para Rabat. Su ministro de Asuntos Exteriores, Taieb Fassi-Fihri, y el jefe de su espionaje exterior, Yassin Mansouri, se reuniron el 24 de julio con Ban Ki-moon para pedirle que le mantuviera en su cargo. El jefe de la diplomacia española, Miguel Ángel Moratinos, expresó también, el 4 de agosto, en Tánger, su pleno apoyo al diplomático holandés.

El líder del Polisario, Mohamed Abdelaziz, escribió, en cambio, el 8 de agosto, una carta a Ban Ki-moon en la que afirmaba que con sus declaraciones a favor de Marruecos Van Walsum se había ?descalificado? y le instaba a cesarle para que la negociación pudiera continuar presidida por otra personalidad. Una quinta ronda está apalabrada para el próximo otoño.

A puerta cerrada, ante en Consejo de Seguridad, en abril, y en agosto, en EL PAÍS, Van Walsum sostuvo que la independencia del Sáhara Occidental es ?inalcanzable?, lo que irritó a los independentistas. También afirmó, no obstante, que la legalidad internacional está del lado del Polisario, pero que el Consejo de Seguridad no está dispuesto a echar mano del Capítulo VII de la carta de Naciones Unidas (posible uso de la fuerza) para imponerla. De ahí su apuesta por la oferta de autonomía que hizo Rabat.

La mayor implicación de EE UU no es ninguna garantía de éxito. El ex secretario de EE UU, James Baker, fue enviado personal para el Sáhara durante siete años (1997-2004) y acabó dimitiendo después de que Marruecos rehusase aplicar su plan para la ex colonia que había sido aprobado, por unanimidad, por el Consejo de Seguridad. El plan preveía la celebración, tras un lustro de autonomía, de un referendo de autodeterminación con un censo bastante favorable a Rabat.

Christopher Ross, en una foto de noviembre de 2001.
Christopher Ross, en una foto de noviembre de 2001.AP

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