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El conflicto de Oriente Próximo

La ONU exige contención a ambos países

Este verano no iba a ser diferente. El enfrentamiento en la denominada línea azul -la frontera entre Israel y Líbano desde la retirada del Ejército israelí de suelo libanés en mayo de 2000- volvió a irrumpir en el sosiego que se espera en los pasillos de Naciones Unidas en agosto, y forzó a los miembros del Consejo de Seguridad, el órgano que vela por la paz, a reunirse en Nueva York para deplorar el incidente, en el que murieron cuatro personas, entre ellas un periodista.

El objetivo principal, como indicaron fuentes del organismo, es "hacer lo posible" para que el choque entre las tropas libanesas e israelíes no lleve a una escalada y desemboque en otra guerra.

El hecho de que la milicia de Hezbolá no esté involucrada podría ayudar en principio a evitarlo y a que la fuerza de paz en la zona (Unifil) pueda rebajar la tensión. Lo que sucede es que desde hace al menos dos años los Gobiernos hebreos vienen advirtiendo de que hacen responsable al Ejecutivo libanés de cualquier ataque que proceda de territorio libanés.

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Pero el tono del intercambio entre las dos partes muestra que el riesgo está latente. Por eso se pidió desde Nueva York tanto al Gobierno israelí como al libanés la "máxima contención". Vitaly Churkin, embajador de Rusia, que preside este mes el Consejo de Seguridad, leyó una declaración en la que se pide "a todos los bandos la máxima contenión, ajustarse estrictamente a sus obligaciones bajo la resolución 1701 y poner fin a las hostilidades".

La ONU sigue de cerca permanentemente la evolución de los acontecimientos, a raíz de algunas explosiones en localidades fronterizas. Tanto Israel como Estados Unidos, su principal aliado, atribuyeron esas detonaciones a almacenes clandestinos de armas de Hezbolá. A esto se le suma la desconfianza hacia el trabajo del tribunal que investiga el asesinato, en 2005, del ex primer ministro libanés Rafik Hariri.

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En los últimos años, el personal de Unifil se ha enfrentado a diversos altercados con residentes locales, que han herido a pedradas a varias decenas de cascos azules. En la reunión de ayer del Consejo de Seguridad participó el responsable de las operaciones de paz de la ONU, Alain Le Roy. La resolución 1701 estableció en 2006 esa parte de la frontera como una zona de vigilancia.

El de ayer es el incidente más serio desde la guerra que enfrentó a las tropas israelíes con Hezbolá hace cuatro años. Y estas cuatro muertes son las primeras desde entonces. La Unifil pidió un alto el fuego para poder sobrevolar la zona donde ha tenido lugar el nuevo enfrentamiento. Fue una especie de pretexto para que las dos partes dieran un paso atrás, porque ninguna estaba dispuesta a ser la primera.

Francia, como Rusia, invitó a las partes a ser responsables y a respetar "plenamente" no solo la línea azul, sino todas las disposiciones de la resolución antes citada. Ese texto establece con claridad que Israel debe respetar la soberanía, independencia e integridad territorial del Estado libanés. Y sus firmantes esperan ahora que la Unifil aclare lo sucedido y exija responsabilidades.

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