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La amenaza integrista

Los talibanes agradecen el acercamiento de la ONU

Naciones Unidas retira a cinco líderes talibanes de su lista de terroristas.- EE UU impulsa un cambio de estrategia hacia el diálogo con el grupo afgano

Naciones Unidas ha dado un primer paso en el rediseño de la estrategia en Afganistán con la retirada de cinco líderes talibanes de la lista de sospechosos de terrorismo. Lo ha hecho en la víspera de la conferencia internacional de Londres que abordará la situación del país y a petición del presidente afgano Hamid Karzai. Otra de las medidas que se discutirá el jueves será cuánto dinero aportará la comunidad internacional para el plan de integración con el que Karzai pretende canjear la militancia en la insurgencia por educación y dinero. El Gobierno afgano asegura que los talibanes están dispuestos a negociar y que el diálogo podría empezar "mañana mismo", según ha asegurado el ministro de Finanzas, Omar Zakhilwal, en una entrevista al Financial Times.

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La iniciativa constituye una condición previa para posibilitar la negociación entre los líderes de la insurgencia, a quienes se prohíbe realizar viajes internacionales y cuyas cuentas bancarias están congeladas, y el Gobierno afgano de cara a las próximas elecciones. Muchos de los hombres incluidos permanecen escondidos por miedo a ser detenidos si se les reconoce.

"Doy la bienvenida a la medida, pero necesitamos más de la ONU. Hay todavía muchos nombres en la lista que habrían de ser retirados", ha comentado Abdul Wakil Muttawakil, antiguo ministro de Exteriores, que vive en la clandestinidad desde que fue expulsado del poder. "Como primer paso, es una buena medida hacia la reconciliación con los talibanes". El de Muttawakil es uno de los nombres eliminados de la lista negra de la ONU. Los otros cuatro también pertenecen a antiguos cargos del régimen talibán derrocado en 2001 tras la ofensiva estadounidense. Se trata de Fazal Mohammad, ex viceministro de Comercio, Shams-us-Safa Aminzai, antiguo responsable de prensa talibán, Mohammad Musa Hottak, ex viceministro de Planificación, y Abdul Hakim, antiguo viceministro de Fronteras. Este último renunció a la doctrina talibán hace tres años y en la actualidad es gobernador de la provincia de Uruzgan. Todos ellos fueron incluidos en la lista negra de la ONU en 2001.

La lista incluye otros 144 nombres de talibanes, entre ellos el del líder del movimiento, el mulá Mohamed Omar, y de 257 supuestos miembros de Al Qaeda. Kabul había pedido hace años al comité de sanciones contra Al Qaeda y los talibanes del órgano de Naciones Unidas que diera este paso, pero hasta hoy una de las delegaciones que lo integran había puesto freno al procedimiento. "Uno de los países miembro levantó el freno y se les borró automáticamente de la lista de sancionados", explicaron fuentes diplomáticas, que no precisaron el nombre del país, a Efe. No obstante, algunos medios de comunicación estadounidenses aseguran que se trata de Rusia, país que hasta el momento se había opuesto a todas las peticiones de EE UU y países europeos de eliminar las sanciones a los talibanes que decidan apoyar el Gobierno del presidente Hamid Karzai.

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Cambio de estrategia

En los últimos días el enfoque de la guerra de Afganistán ha dado un importante giro a raíz del aluvión de declaraciones en la comunidad internacional a favor de la vía diplomática como única salida posible, un proceso de negociación en el que deberán formar parte los talibanes.

Uno de los primeros en pronunciarse al respecto fue el jefe de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en Afganistán, el general estadounidense Stanley McChrystal, quien remarcó la importancia de "cualquier afgano puede jugar un papel si se centra en el futuro y no en el pasado". Por su parte, el general David Petraeus, jefe del Comando Central de Estados Unidos en Afganistán, ha contemplado las reconciliación mediante "conversaciones entre altos responsables afganos y responsables talibanes u otros jefes de la insurgencia" como "otra posibilidad".

Las palabras de McChrystal y Petraeus, los militares estadounidenses con mayor responsabilidad en el país asiático, han revelado el nuevo enfoque que EE UU quiere dar a la conferencia de este miércoles e instauran un tono de flexibilidad política que cambia radicalmente el panorama. Frente a la postura mostrada el año pasado por el presidente estadounidense, Barack Obama, que aseguraba que había que derrotar al "núcleo duro de los talibanes", ahora su secretario de Defensa, Robert Gates, reconoce el papel de los talibanes en el "tejido político" afgano.

Pese a las esperanzas Kabul, la cúpula talibán sigue declarándose reacia a negociar. Zabiullah Mohajed, portavoz del movimiento, niega cualquier posibilidad "hasta que las tropas infieles extranjeras" abandonen el país, una antigua reivindicación con la que Mohajed ha contestado hoy al ministro de Finanzas afgano. Zakhilwal insiste en que "hay muchos (talibanes) que se han dirigido al Gobierno". "Si se les ofrecen garantías necesarias veremos muy pronto defecciones", predice.

El Supremo británico deslegitima la congelación de cuentas a sospechosos de terrorismo

El Tribunal Supremo británico ha dado la razón a cinco supuestos colaboradores con terroristas a quienes el Gobierno había ordenado congelar las cuentas bancarias. Los cinco sospechosos habían presentado un recurso contra "las órdenes del consejo" establecidas en 2006 por el primer ministro Gordon Brown (entonces ministro de Economía) que permiten congelar los activos de sospechosos de actividades de terrorismo sin contar primero con la aprobación parlamentaria.

"Incluso ante la amenaza del terrorismo internacional, la seguridad de la población no es ley suprema. Tenemos que ser cuidadosos de vigilar usurpaciones sin restricciones de la libertad personal", ha subrayado el presidente del Supremo, lord Phillips. Los cinco hombres, que decidieron llevar su caso a los tribunales por el impacto "humillante y devastador" de esta medida en su vida diaria, nunca fueron acusados, solo se les consideró sospechosos de terrorismo en 2007.

El fallo pone en duda el futuro de estas órdenes, por lo que el Tesoro tiene un plazo de un mes para evaluar la situación.

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