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Elecciones en Afganistán

La OTAN proclama el éxito electoral

El masivo despliegue de policías y militares ayuda a desactivar la amenaza talibán - Las autoridades afganas albergan esperanzas de que la participación supere el 50%

Ramón Lobo

Ban Alí es uno de los millones de afganos que ayer desafiaron a los talibanes en las urnas. Acudió a votar apoyado en su bastón en la escuela coránica del barrio de Kartace, de mayoría hazara y uno de los más pobres de Kabul. Tiene 90 años y aún cree en un futuro mejor para su país. Masum, su sobrino, de 72, dice que no tienen miedo a las bombas ni a los suicidas y que el resultado de las elecciones presidenciales depende de la voluntad de Alá. A primera hora de la mañana, las colas doblaban dos de las esquinas del recinto religioso. Fue la excepción. Según avanzó la jornada, los colegios se vaciaron de votantes. La participación es una de las claves para dotar a estas elecciones de una cierta legitimidad. Para el Gobierno afgano y para la OTAN, la jornada fue "un éxito" desde el punto de vista de la seguridad.

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Zekria Barakza, portavoz de la Comisión Electoral Independiente -organismo encargado de organizar el proceso, con apoyo de la ONU-, dijo que se había desarrollado mejor de lo esperado e informó de que abrieron 6.185 colegios electorales de los 6.500 existentes. Según Barakza, la participación podría superar el 50%, pero no ofreció datos oficiales. En las presidenciales de 2004, en las que los afganos votaron entusiasmados, superó el 70%. "Ya veremos cuál es la participación. Lo importante es que el pueblo ha desafiado a los cohetes, las bombas y la intimidación y ha salido a votar", dijo el presidente Hamid Karzai tras el cierre de los colegios. "Desde el punto de vista de la seguridad, las elecciones han sido un éxito", afirmó el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, satisfecho con el desarrollo "eficaz" de la jornada.

Richard Holbrooke, enviado especial a la zona del presidente de EE UU, Barack Obama, arremetió contra los pesimistas: "Hasta ahora, todas las predicciones de que esto iba a ser un desastre han sido falsas". Para los observadores internacionales, las elecciones "no han sido libres ni perfectas, pero sí adecuadas". No se esperan resultados provisionales antes de mañana. "Hemos visto lo que parece haber sido una elección exitosa", declaró Obama a una radio estadounidense.

La seguridad era absoluta en Kabul. Los controles policiales casi podían comunicarse a gritos de lo cerca que estaban. Los observadores de la UE se movían en convoyes protegidos por todoterrenos artillados y para entrar a los centros de voto había que pasar un detector manual de metales.

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El masivo despliegue de policías y militares afganos y de los cerca de 100.000 soldados extranjeros en todo Afganistán ha ayudado a desactivar la amenaza talibán. A pesar de ello se ha informado de 135 ataques, en los que perdieron la vida 25 personas. Hubo lanzamientos de proyectiles en Khost y Kandahar, cuna de los talibanes. En la capital, dos hombres armados resultaron muertos tras una batalla con la policía.

Mohamed Junis, un tayiko de 65 años, confía en la victoria de Abdulá Abdulá, ex ministro de Exteriores, la principal amenaza para la reelección de Karzai. "Si no hay un gran fraude, ganará. Necesitamos un cambio. Necesitamos seguridad, trabajo y que bajen los precios". Junis lleva tintado su dedo índice de la mano derecha para evitar la doble votación. Las autoridades afirman que la tinta indeleble permanece una semana, pero el candidato hazara, Ramazan Bashardost, al que las encuestas sitúan tercero, se limpió el suyo con lejía delante de los periodistas para demostrar el artificio.

No sólo es el miedo lo que ha mantenido a muchos alejados de las urnas, también hay desencanto tras la gran ilusión de 2004 y comprobar que nada ha cambiado en sus vidas. "Necesitamos gente que no tenga nada que ver con el pasado. Necesitamos gente que no tenga las manos manchadas de sangre y los bolsillos llenos de dinero. Espero que el apoyo de los señores de la guerra a Karzai le pase factura", dice un funcionario del Gobierno.

En uno de los barrios de Kabul habitados por pastunes tampoco acudió demasiada gente a votar en el colegio Amina Fedani. Mohamed Wari es de Patkia, provincia de gran actividad talibán. "No he votado ni pienso hacerlo. Ganará Karzai. Los pastunes nunca aceptaremos un presidente que no sea pastún. Nunca aceptaremos a Abdulá porque perteneció a una organización [la Alianza del Norte de Ahmed Shah Masud] que mató a gente de mi pueblo".

Un instituto estadounidense realizó ayer un sondeo a pie de urna -sin explicar cómo lo ha realizado en las zonas de guerra- en el que sugiere que ganará Karzai, pero sin mayoría absoluta. Ése es el objetivo de Abdulá: forzar la segunda vuelta. Para la mayoría de los candidatos, si el presidente supera el 50%, será la prueba de que el fraude es masivo.

A la comunidad internacional le preocupa la posibilidad de que la campaña se prolongue. La celebración de estas elecciones ha costado 223 millones de dólares (160 millones de euros), que proceden de las donaciones. El presupuesto anual del Comité Internacional de la Cruz Roja para los seis centros ortopédicos de rehabilitación de víctimas de la guerra (y enfermedades como la polio) dispone de 12 millones de dólares.

Mujeres afganas en un colegio de Herat, al oeste del país, tras depositar su voto. Una de ellas muestra a la cámara la tarjeta de electora.
Mujeres afganas en un colegio de Herat, al oeste del país, tras depositar su voto. Una de ellas muestra a la cámara la tarjeta de electora.REUTERS

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