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La carrera hacia la Casa Blanca

Obama y McCain compiten ahora en populismo

Ambos candidatos prometen una limpieza a fondo de Wall Street

Antonio Caño

Barack Obama y John McCain cruzaron ayer críticas y propuestas sobre la delicada situación financiera que vive el país en un intento de cobrar ventaja sobre un asunto que puede decidir las elecciones. Ambos candidatos ofrecen una limpieza a fondo de Wall Street, del que ahora hablan como una cueva de ladrones, y prometen marcar un nuevo rumbo a la economía en general, con más frases para la galería que medidas concretas.

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Ninguno de los dos ha conseguido hasta el momento inclinar claramente la balanza de su lado en este debate. Desde el estallido de Wall Street, el domingo pasado, Obama ha frenado el ascenso de su oponente en las encuestas y ha mitigado notablemente -casi anulado- el llamado efecto Palin, la efervescencia causada por la irrupción de la candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin. Pero aún no ha podido garantizar un apreciable rédito electoral como consecuencia de una situación que muchos analistas interpretan como el resultado de una política equivocada de la actual Administración republicana.

Todas las últimas encuestas coinciden en un virtual empate. En la media de sondeos que diariamente realiza la página web RealClearPolitics, McCain está por delante por medio punto.

La batalla por el mensaje económico está, pues, abierta. Obama ha comenzado a emitir un anuncio en televisión de dos minutos -duración excepcional, tradicionalmente reservada para el último día de campaña- en el que intenta que el electorado repare en la trascendencia del momento.

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"Éste no es un tiempo ordinario y éstas no deberían ser unas elecciones ordinarias. Necesitamos un cambio, un auténtico cambio", afirma el candidato demócrata. El anuncio añade algunas de las medidas para cumplir ese cambio: un alivio fiscal de 1.000 dólares para la clase media, "acabar con la cultura del todo vale en Wall Street y aplicar verdaderas regulaciones que protejan las pensiones y los ahorros", y acelerar "un plan de energía producida en Estados Unidos que nos haga libres de la dependencia de Oriente Próximo y dé trabajo a millones de norteamericanos".

McCain ha respondido con otro anuncio en el que eleva el tono de su queja por la situación financiera. "¡Ya basta!", afirma. "Voy a hacer frente a esta crisis, voy a reformar Wall Street. Voy a imponer nuevas reglas, más justicia, más honestidad. No voy a tolerar un sistema que pone a nuestras familias en peligro. Voy a proteger sus ahorros y sus empleos".

La única medida concreta ofrecida, de momento, por el candidato republicano es la creación de una comisión de notables para estudiar la situación creada por la quiebra de bancos y aseguradoras. "Necesitamos una comisión", declaró ayer, "como la del 11-S, necesitamos una comisión que averigüe qué es lo que fue mal, cómo arreglarlo y cómo evitar que se repita en el futuro". Obama ha rechazado esa propuesta diciendo que se trata de "la clásica maniobra de Washington".

Los dos aspirantes a la Casa Blanca han acentuado el lado populista de sus mensajes. "Hay que acabar con los lobbistas de una vez por todas, de tal forma que sus oscuras negociaciones de pasillo nunca más se impongan a las voces de la clase media y a los intereses comunes de los norteamericanos", asegura Obama.

El populismo de McCain, reforzado por la presencia de Palin, apela más a lo que aquí se llama "la economía de mesa de cocina", es decir, el rechazo a las soluciones supuestamente elitistas de los expertos y la apuesta por medidas que tomaría cualquier ciudadano corriente. Algunas reputadas voces conservadoras de línea moderada se están apartando de ese tipo de estrategia. La última que ha quedado discretamente al margen de la campaña de McCain ha sido Carly Fiorina, la ex presidenta de Hewlett Packard y clara aspirante en su día al cargo de vicepresidenta, después de declarar que Palin no está preparada para dirigir una empresa como la que ella gobernó.

Este lado populista ha sido furiosamente explotado por la campaña republicana con ocasión de una cena de Obama el martes con algunas de las celebridades locales al precio de 28.500 dólares por cubierto. "Dice que está al lado de la gente, pero se va a cenar con Barbra Streisand y sus amigos famosos", ha dicho McCain. "Yo nunca me alejaré de los hombres y mujeres trabajadores de Ohio".

Para Obama, todo esto son distracciones para hacer olvidar el hecho fundamental: "McCain ha pasado décadas en Washington apoyando a las instituciones financieras, no a sus clientes".

Barack Obama, con su jefe de estrategia, David Axelrod (izquierda), y otros colaboradores ayer en Nevada.
Barack Obama, con su jefe de estrategia, David Axelrod (izquierda), y otros colaboradores ayer en Nevada.AFP

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