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Obama aísla a Irán en la cumbre nuclear

El presidente de EE UU discute con el líder de China sanciones contra Teherán - Washington y Pekín intentan superar las tensiones políticas y económicas

Antonio Caño

En la antesala de la Cumbre sobre Seguridad Nuclear, Barack Obama trató ayer de sumar al presidente de China, Hu Jintao, a la causa de las sanciones contra Irán. El aislamiento de Irán, patente en esta conferencia, es imprescindible, a juicio de Estados Unidos, para obligar a ese país a poner su programa nuclear bajo inspección internacional, y una prueba de que se necesitan medidas urgentes para reducir el riesgo de un ataque con armas atómicas. Si se trata de ofrecer más seguridad al mundo, el principal objetivo de esta cumbre en Washington, no hay mejor manera que empezar con una reunión entre los líderes de EE UU y China, los que más poder tienen para transmitir tranquilidad, tanto política como económica.

EE UU pide a India y Pakistán contención en el desarrollo de programas atómicos

Y eso fue lo que Obama y Hu quisieron escenificar con su entrevista de ayer. Estados Unidos y China parecen haber superado las tensiones que se crearon entre ellos hace dos meses, cuando el Gobierno de Pekín se molestó por la decisión de Obama de recibir al líder espiritual de Tíbet, el Dalai Lama, y de vender armas a Taiwan. Washington, a su vez, se quejó ante China por la fortaleza artificial de su moneda, el yuan, que desequilibra gravemente el comercio bilateral, y por la resistencia de la diplomacia china a respaldar en la ONU sanciones contra Irán. La censura impuesta por China a Google contribuyó a complicar ese panorama.

Esos conflictos parecen ahora en camino de ser resueltos. Estados Unidos aceptó no denunciar la manipulación del yuan en el informe semestral que elabora el Departamento del Tesoro a cambio de que las autoridades chinas aceptasen una paulatina depreciación de la moneda. Al mismo tiempo, Pekín parece aceptar alguna forma de castigo internacional contra Irán. "El apoyo de China en este asunto es muy probable", dijo ayer un alto funcionario norteamericano.

Una mejora del diálogo con China, unida a la luna de miel que viven las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, hacen más factible la aprobación en el Consejo de Seguridad de un nuevo paquete de sanciones contra el régimen islámico. El presidente ruso, Dmitri Medvédev, insistió ayer aquí en que esas sanciones deben de ser "las correctas" para no provocar "una reacción hostil del pueblo iraní contra el mundo", pero admitió que serán necesarias si Teherán no cambia su posición.

Una actitud firme de la comunidad internacional contra Irán es determinante para la apuesta de Obama a favor de reducir la amenaza nuclear y uno de los propósitos centrales de esta conferencia, aunque no sea ese el objetivo formal de la misma. Alemania, Francia y otros países han aprovechado también para alertar sobre el peligro que representa Irán.

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La actuación contra Irán permite a Obama ganar autoridad para que todos los países se impliquen contra el tráfico del material para construir bombas atómicas. Eso intentó el presidente en una larga lista de encuentros bilaterales en los que pidió a Pakistán e India más transparencia y contención en el desarrollo de sus programas nucleares y exigió a los demás colaboración para evitar la dispersión de los productos nucleares. Ucrania y Canadá se han comprometido a deshacerse de todo su uranio altamente enriquecido; otros anunciarán en el futuro medidas similares.

"Estoy satisfecho por el grado de compromiso y el sentimiento de urgencia que he encontrado entre los líderes", manifestó Obama después de algunas de sus entrevistas. El presidente norteamericano ha definido la posibilidad de un ataque nuclear perpetrado por una organización terrorista como Al Qaeda como "la mayor amenaza" que en estos momentos se cierne contra Estados Unidos y contra el mundo. Esa no es una amenaza que pueda resolverse invadiendo un país, esa no es una amenaza que Estados Unidos pueda enfrentar solo.

La cumbre es el mejor reconocimiento de esa realidad. Pocas veces tal cantidad de países -además de Europa y las grandes potencias, otras regionales, como Brasil, Suráfrica o Indonesia, y naciones influyentes, como Arabia Saudí, Nigeria o México; 47 en total- han estado unidos en el reconocimiento de un problema que requiere una acción concertada.

La declaración final, que será aprobada hoy, no obliga a medidas específicas y tiene más valor simbólico que práctico. Es, en todo caso, una enorme manifestación de la preocupación universal por el riesgo de una escalada del terrorismo con armas de destrucción masiva.

Militares con las banderas de Estados Unidos y China esperan la llegada del presidente chino, Hu Jintao, horas antes de participar en la cumbre de seguridad nuclear, en Washington.
Militares con las banderas de Estados Unidos y China esperan la llegada del presidente chino, Hu Jintao, horas antes de participar en la cumbre de seguridad nuclear, en Washington.REUTERS

Uranio para 120.000 bombas

La preocupación de Obama por el riesgo de que grupos terroristas se hagan con armas nucleares tiene fundamento. "Las medidas de seguridad en la mayoría de los almacenes es excelente, pero en algunos es pésima", según un informe de 2008 de la organización Nuclear Threat Iniciative.

Se calcula que existen unas 1.600 toneladas de uranio altamente enriquecido en el mundo, teóricamente sólo en los países que poseen armas nucleares. Además, hay 500 toneladas de plutonio, otro material clave para la construcción de este tipo de armamento. Son cantidades suficientes para fabricar 120.000 bombas.

Para la producción de una "bomba sucia" hacen falta entre 25 y 50 kilos de uranio enriquecido. Se trata de una cantidad difícil de obtener, según los expertos. Sin embargo, entre 1993 y 2008, la Agencia Internacional para la Energía Atómica dio cuenta de 15 casos de posesión ilegal de plutonio y uranio enriquecido. En algunos casos, las cantidades superaban el kilo. Considerando que no existe un inventario de uranio y plutonio a escala mundial, no se puede establecer con seguridad cuántos de estos materiales se han extraviado a lo largo de los años. Tampoco hay criterios de seguridad reconocidos internacionalmente. La ONU sólo pide condiciones "adecuadas y eficaces".

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