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Obama pone fin a la guerra contra el terror con la retirada de Afganistán

Los jefes militares dicen que el plan es "más arriesgado" de lo que preveían

Antonio Caño

Pese a que el plan de retirada de Afganistán ha sido calificado como "arriesgado" por el mando militar y ha dejado cierta frustración tanto en la izquierda como en la derecha, Estados Unidos tiene por primera vez ante sí un camino preciso para la conclusión de esa guerra y un objetivo claro a conseguir. Aunque gradual, este plan es el comienzo del fin de una década de guerra contra el terrorismo.

El discurso pronunciado por Barack Obama el miércoles por la noche ha despertado más críticas que elogios. Entre los segundos destacan los de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que mencionó el hecho de que la retirada comenzará "desde una posición de fuerza", y del presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, John Kerry, quien aludió al mérito de que el presidente concilia los intereses de seguridad nacional con las necesidades domésticas.

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Entre las críticas, la más apreciable es la del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, el almirante Michel Mullen, quien dijo en el Senado que el plan "es más agresivo y representa más riesgos de los que inicialmente estábamos dispuestos a aceptar". Los militares habían propuesto una salida de 5.000 soldados este año y un total de 33.000 a lo largo de todo el año próximo. Obama ha acelerado ese ritmo hasta los 10.000 en 2011 y 33.000 antes de septiembre de 2012. Quedarán después 68.000 soldados que irán saliendo escalonadamente hasta 2014. A partir de ese año, los afganos serán plenamente responsables de su seguridad.

Es una retirada demasiado lenta para la izquierda del Partido Demócrata y para la derecha aislacionista del Partido Republicano. Y un repliegue demasiado rápido para los principales senadores de la oposición. "Teníamos la esperanza de que la retirada de las fuerzas norteamericanas se produjera antes de lo que el presidente ha señalado y seguiremos trabajando para conseguirlo", declaró ayer la líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. "Esta no es la retirada modesta que algunos esperábamos y auspiciábamos", manifestó el senador John McCain.

El plan de Obama es, por tanto, una de esas soluciones a medio camino, ya características en su presidencia, que no dejan plenamente contento a nadie. Es una incógnita todavía cómo puede ser recibido ese calendario por la opinión pública, es decir, qué efecto puede tener en las elecciones de 2012. Pero el plan tiene una virtud que ya se ha hecho evidente y que podría tener consecuencias positivas para Obama: deja aparcado el asunto de Afganistán, salvo sorpresas, hasta después de la fecha electoral y convierte lo que era una guerra infinita y de objetivos borrosos en una misión clara que entra en su fase final. Ayer ya no se hablaba de Afganistán en EE UU, se hablaba del precio de la gasolina y de las negociaciones sobre el límite de la deuda.

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Estos son los elementos centrales de ese plan:

- Se renuncia a la construcción de una nación estable en Afganistán. "No vamos a dejar un Afganistán perfecto".

- Se señala a Al Qaeda como único enemigo. "El objetivo es alcanzable y puede ser expresado claramente: no a santuarios desde los que Al Qaeda y sus afiliados puedan lanzar ataques contra nuestra patria y nuestros aliados".

- Se apuesta por la negociación política con la insurgencia. "EE UU apoyará las iniciativas para reconciliar a los afganos, incluidos los talibanes".

- Se pone un límite para la implicación militar sin condicionarlo a la situación sobre el terreno. "No seguiremos patrullando las montañas de Afganistán indefinidamente".

- Se marca el fin de la guerra contra el terrorismo. "Esta ha sido una década difícil para nuestro país... Esta noche podemos alegrarnos de saber que la presión de la guerra está cediendo".

- Se destaca la necesidad de reinvertir recursos en EE UU. "Es hora de concentrarnos en construir una nación aquí, en casa".

Establecidos estos principios, la guerra de Afganistán no solo deja de ser una prioridad, sino que pasa a ser un trámite del que hay que salir de la forma más airosa posible. Copiando a Abraham Lincoln, Obama dijo: "Terminemos el trabajo que tenemos entre manos, acabemos estas guerras responsablemente".

El presidente de EE UU, Barack Obama, felicita a un grupo de soldados en la base de Fort Drum, en Nueva York.
El presidente de EE UU, Barack Obama, felicita a un grupo de soldados en la base de Fort Drum, en Nueva York.JASON REED (REUTERS)

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