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Argelia cierra en "su integridad" la frontera con Marruecos, tras repatriar a sus nacionales

La frontera entre Argelia y Marruecos quedó cerrada ayer en su "integridad", a partir de las seis de la tarde locales (siete de la tarde, hora peninsular española). La noticia, difundida por la agencia de prensa oficial argelina APS, citando fuentes próximas al Ministerio del Interior, creó ayer noche la confusión total en medios políticos y diplomáticos, ya que no especificaba el carácter y el alcance de esta decisión y no desvelaba si afecta, además de la frontera terrestre, a las aéreas y marítimas, que permanecían aún abiertas y servían de aliviadero a los ciudadanos, permitiéndoles regresar a sus países de origen.

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El régimen argelino adoptó esta agresiva actitud tras lograr, en poco más de 24 horas, la repatriación de miles de sus nacionales que habían quedado atrapados en Marruecos. El reiterativo llamamiento por radio de las autoridades argelinas a sus nacionales atrapados en Marruecos para que se acogieran al puente aéreo establecido desde Casablanca y a los múltiples autobuses situados en los puestos fronterizos de Akid Lotfi y Bu Kanun ha permitido el regreso de miles de argelinos.El comunicado oficioso de la agencia APS fue como una ducha de agua fría, ya que puso fin a una serie de rumores que hablaban de una salida negociada de la crisis bilateral y que incluso vislumbraban una marcha atrás en las decisiones adoptadas en los últimos días por los respectivos Gobiernos de Rabat y Argel.

La nota oficiosa, al margen de su alcance, ratifica la actitud radical del régimen de Argel, que recordaba ayer en el texto de la nota oficial remitido a la prensa que actuaba en "consecuencia de la decisión de las autoridades marroquíes" y como respuesta a las autoridades de Rabat, que hace tres días decidieron instaurar un visado para los argelinos, así como para los ciudadanos de otra nacionalidad, pero originarios de Argelia, en un intento de frenar la expansión del terrorismo islamista.

Si en las próximas horas se confirma el cierre de la frontera aérea y marítima, nadie puede predecir el futuro de los 42.672 marroquíes residentes en Argelia y que desde hace varios años trabajan en diversos sectores de la sociedad, aseguraban algunos observadores. Estos mismos recordaban ayer con pesimismo una situación similar creada en 1975, cuando miles de marroquíes fueron expulsados de Argelia como consecuencia de las disputas creadas entre los dos Gobiernos por el contencioso del Sáhara Occidental.

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Tragedia humana

En plena escalada de la tensión, la prensa, la radio y la televisión argelinas incrementan los espacios dedicados al contencioso bilateral, haciendo sobre todo hincapié, en la tragedia humana provocada en millares de ciudadanos, argelinos o no, que se han visto atrapados en las fronteras y que buscan una fórmula para volver a sus casas.

"No volveré a pisar jamás Marruecos" o "nos metieron en un subterráneo húmedo y no nos dejaron ni un solo instante de insultar", afirmaban algunos de estos testigos a una prensa apasionada, la misma prensa en la que se llegaba a asegurar la apertura de centros de "aislamiento" en Marruecos para argelinos.

Todo eso sucede en la más completa confusión, mientras el presidente de Túnez, Zine Ben Alí, realiza llamamientos en favor de la concordia, de la Unión del Magreb Árabe y de la paz regional. Pero nadie parece escucharle. Los argelinos viven con intensidad su conflicto con Marruecos y tratan de olvidarse de sus problemas internos, y en especial el enfrentamiento en que se encuentra sumido su Ejército con el integrismo islámico.

En Rabat, el Ministerio del Interior ha calificado de "terroristas peligrosos", tanto a los dos detenidos en relación con el asesinato de los dos turistas españoles el pasado miércoles en Marraquech, como a los dos integrantes del llamado grupo de Fez, al que se acusa de los tres robos a mano armada cometidos en Marruecos en los últimos seis meses.

Las autoridades marroquíes indicaron también que en la casa de los padres de un tercer miembro del grupo de Fez, un tal Abderrahman Bunajdi, un francomarroquí que logró huir, se encontró un enorme arsenal. La casa familiar en la ciudad de Aknul, norte de Marruecos, escondía 31 rifles, 19 granadas de gases lacrimógenos, cerca de 3.000 balas de Kalashnikov y 4.600 para pistolas automáticas, además de 22 radios portátiles.

La caza del argelino continúa, pero siguen sin aclararse cuestiones claves en relación- con los detenidos. Según la policía francesa, los dos acusados del asesinato de los españoles: Stéphane Aït Idir, de 22 años; y Redouane Haminadi, de 24 años, -ambos franceses, el primero de origen argelino y el segundo de origen marroquí- son delincuentes menores. "Su imagen no se corresponde de manera alguna con la de terroristas de gran envergadura", señala la policía francesa, que los considera "incapaces" de cometer un doble crimen como el de Marraquech.

Más información en la página 16

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