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El nazi Priebke ingresa en la prisión militar italiana de Boccea

Erich Priebke, el octogenario ex capitán de las SS ingresado desde ayer en la prisión militar de Boccea, en Roma, tras haber sido extraditado por Argentina, donde residía desde 1946, ha anunciado que, para defenderse, no dudará en denunciar connivencias de la Italia republicana, en plena posguerra, con altos jefes nazis. Priebke sostiene que su participación en los fusilamientos de las Fosas Ardeatinas, en 1944 fue muy secundaria y obligada por su condición de modesto oficial que no podía dejar de cumplir órdenes superiores.

"Si me hubiera negado, yo mismo habría sido fusilado", dijo el ex oficial a los periodistas argentinos, poco antes de subir al Falcon 900 de la fuerza aérea italiana que fue a buscarle hasta su residencia de San Carlos de Bariloche. El avión aterrizó en el aeropuerto romano de Ciampino, a las 6.40 horas de ayer. Desde allí, el presunto criminal de guerra fue conducido al Fuerte Boccea, donde se encuentra aislado en la enfermería, pues padece una arritmia cardiaca.Sonriente y relajado, vestido con un traje oscuro y una gabardina clara, Erich Priebke fue recibido, entre grandes medidas de seguridad, por el fiscal militar Antonino Intelisano, quien reconoció que el juicio de Priebke, previsto para el próximo 7 de diciembre, será difícil, dado que no abundan los testigos directos de los hechos. Pero el fiscal sugirió que la acusación cuenta con un, testigo de última hora que podría ser definitivo. El primer interrogatorio al ex capitán nazi duró más de tres horas.

El acusado ha prometido que dirá "toda la verdad" sobre el asesinato de 335 romanos, en su mayoría judíos, el 24 de marzo de 1944. Pero también sobre cómo, en 1946, de paso por Roma para fugarse a Argentina, vio que los máximos ex jefes de la SS en Italia vivían en la capital sin miedo a ser detenidos. El rabino jefe de Roma, Elio Toaff, dio ayer un apoyo indirecto a estas afirmaciones al recordar que Herbert Keppler, superior directo de Priebke, condenado a cadena perpetua en 1948, desapareció en 1977 del hospital militar romano de Celio. Keppler fue condenado por añadir de su puño y letra cinco nombres a los 330 incluidos inicialmente en la lista de condenados a morir en las Fosas Ardeatinas, como represalia por un atentado con bomba en Roma contra soldados alemanes.

Priebke sostiene que él se limitó a transcribir la lista de las víctimas, cumpliendo órdenes, y asegura que no intervino en las ejecuciones. El anciano de 82 años extraditado ayer a Italia se fugó de un campo de concentración inglés al concluir la guerra, y vivió sin problemas hasta que, hace año y medio, dio una entrevista a la cadena de televisión ABC. Organizaciones hebreas urgieron su detención.

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