París, Londres y Berlín buscan una salida al 'rais'

Los líderes de las tres principales potencias europeas -Alemania, Francia y Reino Unido- acordaron el sábado intentar proporcionar una salida digna y no traumática al presidente egipcio Hosni Mubarak, de 82 años, según fuentes conocedoras de las conversaciones.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y los jefes de Gobierno de Alemania, Angela Merkel, y Reino Unido, David Cameron, coincidieron durante una conversación mantenida por videoconferencia en que, al menos en un primer momento, Alemania era el mejor lugar que podían ofrecer a Mubarak para exiliarse en los próximos días. Sarkozy recibió a continuación al rey de Marruecos, Mohamed VI, que pasó el fin de semana en su castillo de Betz, a 70 kilómetros al noroeste de París.

Al día siguiente de esta conversación entre los líderes europeos, la canciller alemana llamó por teléfono a Mubarak, según reveló ayer el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Steibert. Le pidió, según el comunicado difundido por Steibert, que "garantizase al pueblo egipcio libertad de expresión y el derecho a reunirse".

La propuesta europea sobre el exilio de Mubarak fue también trasladada, el fin de semana, por el mismo cauce al presidente de EE UU, Barack Obama, quién le brindó una buena acogida. Consideró que facilitaba el desenlace de la crisis. Es previsible que el ex embajador de EE UU en Egipto, Frank Wisner, que se encuentra desde el domingo en El Cairo, transmita a Mubarak y a su entorno la oferta europea.

El presidente egipcio ha mostrado siempre gran admiración por Alemania, el país de Europa al que más visitas oficiales ha efectuado y cuya sanidad pública ha utilizado con frecuencia para someterse a chequeos y a dos pequeñas operaciones quirúrgicas. El año pasado permaneció ingresado tres semanas en el Hospital Universitario de Heidelberg para que le fuese extirpada la vesícula biliar y un pólipo duodenal, según informó el doctor Markus Buechler, director del establecimiento.

El guión previsto de la salida de Mubarak de Egipto consiste en anunciar que su estado de salud, ya de por sí delicado, ha sufrido un grave deterioro y que necesita cuidados médicos urgentes. A continuación, sería evacuado en un avión medicalizado de El Cairo a Alemania, probablemente de nuevo a Heidelberg. La oposición egipcia supedita la apertura de un diálogo con las autoridades a la marcha de Mubarak.

Con esta intriga se trataría de evitar que se reproduzca la humillante peregrinación del derrocado presidente de Túnez, Zine el Abidine Ben Ali, que una vez en vuelo, en la tarde del 14 de enero, pidió asilo a las autoridades de Francia, Italia y, probablemente, Malta. Todas se lo denegaron, motivo por el cual acabó refugiado en un palacio de Yeda (Arabia Saudí).

La reunión virtual entre los tres líderes europeos concluyó con la aprobación de un comunicado en el que instan a Mubarak a hacer reformas "que desemboquen en un Gobierno con una amplia base y en elecciones libres y honestas". Dos días después, los ministros de Exteriores de la UE dieron un paso más al pedir "una transición ordenada" en Egipto, como ya reclamó la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton.