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El Pentágono investiga fraudes millonarios en ventas de armas a Irak

Varias agencias federales estadounidenses investigan una creciente red de fraudes en la entrega de armas, municiones y otros materiales bélicos a las fuerzas iraquíes y norteamericanas, según revelan altos cargos de Estados Unidos. El escándalo militar se suma al gran círculo de fraudes y sobornos conocidos a lo largo del conflicto, iniciado en marzo de 2003.

Varios funcionarios estadounidenses han sido acusados del desvío de millones de dólares en armas y se espera que haya más, según fuentes oficiales. Parte de la investigación se centra en la teniente coronel Levonda Joel Selph, que, junto el general David Petraeus, el más alto comandante estadounidense en Irak, montó la operación logística para proveer de armas a las fuerzas iraquíes cuando Petraeus estaba a cargo de su entrenamiento entre 2004 y 2005. Hasta ahora, no hay indicios de que las investigaciones involucren a Petraeus, que declinó hacer comentarios al respecto.

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Más de una docena de investigadores federales, del Congreso, militares y especialistas en logística de Irak y Washington que participan directamente en las pesquisas han prestado testimonio. Muchos de ellos bajo condición de anonimato, debido a que las investigaciones están en curso.

Entre los organismos involucrados están el Comando de Investigaciones Criminales del Ejército, el Departamento de Justicia y el FBI. En los últimos años, esas agencias han encontrado numerosas discrepancias en los archivos militares sobre el paradero de las armas destinadas a las fuerzas iraquíes, pero ninguna de ellas concluye que hayan terminado en manos de insurgentes o milicianos. En los informes que se han hecho públicos, Petraeus afirma que dotar de armas a las fuerzas es mucho más importante que mantener un historial impecable.

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En una entrevista publicada el pasado 18 de agosto, Petraeus dijo que, con las fuerzas iraquíes mal preparadas para luchar contra la violencia, tomó la decisión de no esperar a que se implementaran sistemas de seguimiento a dichas armas y llevar a cabo la distribución. "La decisión fue dotar de armas a esos chicos que querían pelear por su país", dijo.

La operación para equipar a las fuerzas iraquíes contemplaba materiales como fusiles AK-47, vehículos blindados, explosivos plásticos e incluso uniformes del Ejército.

Los enormes dispendios para la reconstrucción iraquí -alrededor de 40.000 millones de dólares (29.000 millones de euros) entre el Ejército de Estados Unidos y el de Irak- han sido criticados por motivos que van más allá de la corrupción. La débil vigilancia, la mala planificación y los problemas de seguridad que parecen interminables han contribuido a muchas de las fallas en el programa.

La investigación de los contratos de suministro, es además, parte de una serie de procesos similares aún más larga. Hasta el pasado 23 de agosto, había un total de 73 casos relacionados con fraudes en Irak, Kuwait y Afganistán, dijo el pasado lunes Dan Baggio, portavoz del Ejército. Un total de 20 personas, entre civiles y personal militar han sido acusadas en cortes federales, añadió. La justicia investiga contratos valorados en más de 5.000 millones de dólares y según Baggio, los sobornos superan los 15 millones de dólares.

La semana pasada, un comandante del Ejército, su esposa y su hermana fueron acusados de haber aceptado más de 9,6 millones de dólares en sobornos por contratos del Departamento de Defensa en Irak y Kuwait. En las investigaciones también están involucradas compañías, empleados del Gobierno y personal del Ejército.

En julio de 2007, la oficina de rendición de cuentas del Gobierno encontró grandes discrepancias e informó de que los informes del Ejército "no pueden rendir cuentas sobre 11.000 fusiles AK-47, 90.000 pistolas, 80 protectores blindados y 11.000 cascos que figuran como entregados a las fuerzas de seguridad iraquíes el 22 de septiembre de 2005".

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