Piñera reúne a 20.000 personas en su cierre de campaña presidencial

Los cuatro candidatos a la presidencia de Chile cerraron sus campañas en la noche del jueves (hora local) con actos masivos pero discretos, a unas cuantas horas de la elección, este domingo, del sucesor de Michelle Bachelet en La Moneda. Ayer los colegios electorales amanecieron custodiados por militares.

Bachelet pidió a los chilenos votar con tranquilidad en los comicios del domingo, en los que elegirán un nuevo presidente y renovarán todos los escaños de la Cámara de Diputados y la mitad del Senado. La presidenta, que dejará su cargo con casi 80% de popularidad, un récord histórico, valoró positivamente una campaña que se ha desarrollado con normalidad, salvo incidentes menores.

El candidato de la derecha, Sebastián Piñera, que encabeza las encuestas desde hace años, fue quien logró reunir a la mayor multitud, casi unas 20.000 personas, en un acto al que asistieron parlamentarios de los partidos que le apoyan. Hubo también ausencias significativas, como la del candidato a senador y ex candidato presidencial de la derecha, Joaquín Lavín, lo que se interpretó como un reflejo de que la campaña parlamentaria ha causado divisiones entre los partidos de la derecha.

Flanqueado por su familia, Piñera sostuvo que "el tiempo de la Concertación [la coalición que ha gobernado Chile desde hace casi 20 años] ya pasó". Afirmó ser el candidato que representa el cambio, puesto que sus tres contrincantes "han sido o son parte de la Concertación", una coalición que ha tenido cuatro gobiernos desde 1990 hasta el día de hoy. "Francamente, creo que no merecen una quinta oportunidad", aseguró.

El candidato oficialista, el senador democristiano y ex presidente Eduardo Frei, eligió la ciudad de Concepción, a 500 kilómetros al sur de la capital, para realizar el acto final de su campaña. En los alrededores había propaganda con fotos suyas junto a Bachelet y los manifestantes gritaron, entre otras consignas, "¡Justicia para Frei!", en alusión a la investigación judicial por el asesinato de su padre en 1982 por parte de la dictadura, cuando en su condición de ex presidente era el líder de la oposición.

Con un tono autocrítico y adoptando una parte del mensaje del independiente Marco Enríquez-Ominami, su oponente para llegar a segunda vuelta, Frei sostuvo ante unas 7.000 personas que Chile necesita cambios, "nuestra política tiene que renovarse completamente para dar pie a nuevas generaciones". En su último mensaje televisado, dirigido a los desencantados de la Concertación, admitió: "hay descontento, sé que hay rabia, pero quiero que sepan que he escuchado su mensaje con humildad". También hizo un guiño a los comunistas, cuyo apoyo espera en segunda vuelta.

Enríquez-Ominami prefirió ir a la ciudad de La Calera, a 90 kilómetros al oeste de la capital. Ahí inició su campaña cuando su nombre aún no existía en las encuestas. Los cuatro partidos han cometido errores en la campaña, afirmó, y los candidatos han dado una batalla que, por momentos, ha sido carente de ideas y virulenta, pero aún así legítima.

Su último llamamamiento, ante unos 3.000 simpatizantes, fue para el voto útil frente al candidato de la derecha, porque las encuestas señalan a Enríquez-Ominami como quien podría obtener mejores resultado en una segunda vuelta frente a Piñera. "Las otras alternativas son justas y legítimas, pero no son competitivas", recordó.

El candidato por el pacto de los comunistas, el ex ministro Jorge Arrate, reunió a unas 2.000 personas en la plaza de Armas de Santiago. Pidió aunar fuerzas para la segunda vuelta, en la construcción de una izquierda protagónica y recordó a las víctimas de la dictadura. También hizo un llamamiento animando los que quieran votar contra el dinero, aludiendo a la fortuna de Piñera, estimada en 1.500 millones de dólares, a hacerlo por él.