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Polonia defiende que el día europeo contra la pena de muerte incluya el aborto y la eutanasia

El nuevo curso político en Bruselas no ha hecho más que comenzar, pero a Polonia le ha sobrado tiempo para volver a poner en jaque a sus 26 socios cuestionando uno de los principios fundamentales de la Unión Europea: la condena a la pena muerte.

La oposición del Ejecutivo conservador polaco amenaza con bloquear hoy la aprobación de un texto de condena a la pena capital, y en el que se fija el 10 de octubre como día europeo en contra de la pena de muerte. El Gobierno de Varsovia pretende transformar la declaración en contra de la pena de muerte en una declaración a favor de la vida que incluya la condena al aborto y a la eutanasia, según confirmaron ayer fuentes diplomáticas europeas.

"La protesta contra la pena de muerte tiene que ser más amplia e integrar el derecho a la vida", explicaron fuentes diplomáticas polacas. Dicen, además, que como la justicia europea "no condena a muerte, no vemos la necesidad de celebrar un día europeo en contra de la pena capital". Y recordaron las fuentes que "la opinión pública en nuestra sociedad está dividida

[respecto a la abolición de la pena capital]".

Una de las encuestas que maneja el Gobierno polaco, realizada el pasado mes de marzo, indica que un 63% de los polacos está muy o bastante a favor de la aplicación de la pena de muerte para el caso de los delitos más graves.

Que Polonia acabe por entrar por el aro y se adhiera a la condena europea contra la pena de muerte dependerá en gran medida, según diplomáticos europeos, de que finalmente el Parlamento polaco decida mañana la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo mes de octubre. En tal caso, "los actuales líderes polacos podrían caer en la tentación de hacer bandera de este tema como un ejemplo de la defensa de los intereses polacos, en contra de los de la Unión Europea".

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Ya el año pasado, el presidente polaco, Lech Kaczynski, adelantó su pretensión de reabrir en la Unión el debate sobre la pena de muerte. Bruselas respondió entonces tajante que la pena capital es incompatible con los valores europeos, como consta en sendos artículos de la Convención Europea de Derechos Humanos.

Pero la firmeza comunitaria no parece haber amilanado al Gobierno de los gemelos Kaczynski, dispuesto a poner en jaque una vez más a sus socios europeos.

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