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La OTAN asalta los feudos talibanes

Un ejército de 15.000 efectivos encabezado por 'marines' estadounidenses y soldados de Kabul lanza la mayor ofensiva en Afganistán desde 2001

Marines estadounidenses respaldados por un fuerte contingente de soldados afganos ocuparon el sábado un importante bastión talibán en el sur de Afganistán en el comienzo de una ofensiva, la mayor desde el inicio de la guerra, con la que se estrena la nueva estrategia de Barack Obama y que pretende ser un punto de inflexión en el desarrollo de este largo y difícil conflicto.

Después de varias horas de bombardeos desde el aire, las tropas entraron en la ciudad de Marjah, en la disputada provincia de Helmand, poco antes de las primeras luces del día, encontrando sólo escasa resistencia. La mayor parte de los insurgentes, que controlaban esa ciudad y la habían convertido en uno de sus principales centros de operaciones, habían huido antes del ataque.

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Varias decenas de talibanes fueron, sin embargo, detenidos en la ofensiva, al menos otros veinte resultaron muertos y algunos más pueden aún permanecer en Marjah en los subterráneos y los túneles que todavía no han sido destruidos. La OTAN ha anunciado dos bajas mortales entre las fuerzas de la coalición, un estadounidense y un británico.

Alrededor de 6.000 marines y 2.500 soldados afganos participaron en la ocupación de Marjah. Otras fuerzas británicas, canadienses y también afganas colaboraron en el ataque y el control de otros enclaves próximos a la ciudad. En total, más de 15.000 hombres y mujeres han tomado parte hasta ahora en esta operación, con la que se pretende, al mismo tiempo, demostrar a los talibanes que jamás podrán derrotar militarmente a la OTAN y ofrecer a la población afgana una prueba de que el propósito del Gobierno de Kabul es extender su atención y su autoridad a todo el país.

Por esa razón es extraordinariamente importante la significativa contribución de soldados afganos en esta misión, denominada Moshtarak (Juntos). Los habitantes del sur, que normalmente no han conocido más autoridad y cuidado que los de los talibanes, comprobarán ahora que compatriotas suyos llegan para restablecer el orden en su territorio.

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El propósito, como ha asegurado el oficial al mando de la ofensiva, el general Nick Carter, es quedarse en Marjah y en las poblaciones colindantes. Se pretende fijar posiciones y establecer cuanto antes una representación del Gobierno de Kabul que se haga cargo de la administración de la ciudad.

Marjah es un punto clave en el desarrollo de la nueva estrategia que el jefe de la misión de la OTAN, el general Stanley McChrystal, intenta desarrollar. Situada a más de 600 kilómetros de Kabul, es un punto de confluencia de las provincias sureñas de Helmand y Kandahar. Los expertos creen que, en los últimos meses, ha sido el lugar de refugio de entre 500 y un millar de insurgentes, así como de numerosos jefes talibanes que también controlaban desde allí el negocio de la amapola para el opio.

Comandos estadounidenses de operaciones especiales han ejecutado en los últimos días varias incursiones sobre Marjah para capturar enemigos y debilitar sus posiciones defensivas. La semana pasada fue detenido cuando intentaba abandonar la ciudad uno de los principales dirigentes talibanes. Esta ofensiva es cualquier cosa menos imprevista. Los responsables militares, rompiendo su costumbre, la habían anunciado a bombo y platillo con un doble objetivo: permitir a la población civil que lo desease salir de la ciudad, y así evitar pérdidas de vidas inocentes, e intentar que aquellos que peleaban junto a los talibanes por mera obediencia tuvieran la oportunidad de dejar sus filas. El presidente afgano, Hamid Karzai, pidió hoy que se evite la pérdida de civiles e instó a los integristas a deponer las armas.

Es pronto para saber si ese plan ha funcionado. Por el momento, los talibanes no admiten su derrota en Marjah y dicen seguir con el control de la ciudad. Una parte de su propaganda parece, sin embargo, haber sido puesta en evidencia. Aunque en los últimos días, los talibanes habían advertido a los habitantes de Marjah que si no escapaban serían asesinados por los norteamericanos, los oficiales que entraron hoy en la ciudad calculan que más de un 90% de la población (el censo total es de unas 80.000 personas) permanece en sus casas.

"Los ancianos les están diciendo que cierren las puertas y se queden dentro. Confiamos en que, una vez que comprueben que no hay peligro, saldrán y nos dirán donde están escondidos los explosivos", declaró el general Carter. Ésa es, por ahora, la principal amenaza contra las fuerzas de la OTAN. En su huida, los insurgentes tuvieron tiempo más que suficiente para llenar la ciudad de minas y bombas trampas. Tanto es el temor, que los atacantes no utilizaron para entrar en Marjah el puente que da acceso a la ciudad desde el norte, sino que instalaron puentes provisionales.

A partir de ahora, el mensaje a los talibanes es claro: "Será por las buenas o por las malas, pero vamos a tomar el control", dijo el jefe de los marines en la región, general Larry Nicholson.

Tropas de EE UU avanzan hacia Marjah este sábado.
Tropas de EE UU avanzan hacia Marjah este sábado.AP
Un mando del ejército estadounidense se dirige, a través de un intérprete, a los líderes tribales durante una reunión de la <i>shura</i>, en Badula Qulp, en la provincia de Helmand.
Un mando del ejército estadounidense se dirige, a través de un intérprete, a los líderes tribales durante una reunión de la shura, en Badula Qulp, en la provincia de Helmand.AP

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