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Primero el dinero, después el mar

La visita oficial del presidente Alan García a Chile prioriza las relaciones comerciales sobre la demanda marítima peruana ante La Haya

El Gobierno del presidente chileno Sebastián Piñera dio una cálida recepción a su homólogo peruano, Alan García, que ayer inició una visita de dos días a Chile. García llegó acompañado por los presidentes del Congreso, la Corte Suprema, el canciller y el ministro de Economía peruanos, además de empresarios y parlamentarios, para ratificar la estrategia de que las relaciones bilaterales -en especial los negocios- discurran de manera fluida, pese a las discrepancias por la demanda que Perú presentó en 2008 contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya para cambiar el límite marítimo a su favor.

Como suele ocurrir en muchos matrimonios, ambos países mantienen una diferencia crucial, en este caso por el límite marítimo, pero la convivencia en otros planos no es solo normal, sino hasta satisfactoria. Con Gobiernos de derecha en ambos países, que comparten alianzas en América Latina, similares políticas económicas de apertura al exterior, un tratado de libre comercio bilateral, el intercambio de inversiones millonarias entre empresas chilenas y peruanas y miles de emigrantes (en especial desde Perú a Chile), el terreno de coincidencias entre Piñera y García es amplio.

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Así lo plantearon ayer en La Moneda ambos presidentes a los periodistas. "No traigo ni un mensaje de recelo, jamás un mensaje de revancha", afirmó García en lo que se interpretó como una alusión a los conflictos bélicos del siglo XIX entre los dos países. Los vínculos entre naciones "tienen momentos difíciles", pero estos han quedado en el pasado, pues hoy Chile y Perú viven "el mejor momento", agregó.

Para Piñera, "los tribunales serán responsables de defender las partes. Ambos países tenemos tradición de respeto del derecho y tratados internacionales". García añadió que "a pesar de cualquier litigio jurídico, lo importante es que esté sobre la mesa y no forme parte de lo que se oculta como un fantasma en cualquier cajón, viciando las relaciones".

La llave para los avances bilaterales ha sido la economía, planteó García, un presidente que comparte el pragmatismo de Piñera. "En una economía moderna jamás se debe temer del crecimiento del vecino, sino por el contrario, hay que alentarlo", sostuvo. Calificó a Chile y Perú como países "complementarios", cuya alianza económica permitirá mayor crecimiento y generará más empleos. También ha influido la buena relación entre ambos presidentes. "No hay mejor instrumento de confianza que el mecanismo uno más uno, que es la relación entre el presidente de Chile y el presidente de Perú", aseguró García. En la misma línea conciliatoria que se mantiene mientras no se hable del límite marítimo, Piñera resaltó los "orígenes, tradición e historia compartida" de los dos países, un "futuro que nos convoca a enfrentar juntos las grandes tareas del desarrollo". Ambos Gobiernos suscribieron acuerdos de control de fronteras, cooperación policial, inversiones e integración.

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Tras su visita a La Moneda, el presidente peruano, que llegó ayer a la capital chilena, viajó en helicóptero a Valparaíso, a 110 kilómetros al este de Santiago, donde en una sesión solemne del Senado recibió la medalla de oro de la Cámara alta, por la noche tenía previsto asistir a una cena en su honor y hoy jueves tiene previsto visitar la Corte Suprema, una reunión con el Consejo chileno de Relaciones Internacionales y recibir las llaves de Santiago.

El Gobierno de Piñera, el primero de derechas elegido democráticamente desde el final de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990 y que terminó con dos décadas y cuatro administraciones consecutivas de la Concertación (centroizquierda), ha dado un vuelco a las relaciones con Perú, dejando atrás la frialdad que predominó entre Alan García y la anterior presidenta Michelle Bachelet, tras la presentación de la demanda peruana ante La Haya. Al visitar Lima en noviembre, Piñera reconoció el desacuerdo y planteó que existe un camino jurídico para resolverlo. Añadió que Chile respetará el fallo, cualquiera que sea. Algo similar ha dicho García. Los dos coinciden en continuar con la cooperación económica, donde la relación sí puede avanzar. La estrategia, que ha sido criticada por la oposición, consiste en "dejar a la Haya lo que es de la Haya", y mientras tanto que los negocios prosperen.

Este clima ha favorecido las inversiones. Empresarios chilenos han invertido cerca de 9.000 millones de dólares en Perú, principalmente en cadenas de tiendas, supermercados y farmacias, mientras que empresas peruanas han destinado a Chile unos 3.000 millones de dólares, en áreas como cemento, alimentos y restaurantes. Perú es hoy el tercer destino de las inversiones chilenas en el exterior.

La Concertación afirma que esta estrategia es arriesgada para el interés de Chile. "Es bueno que los presidentes dialoguen y conversen, pero también es bueno que se digan las cosas por su nombre. Lo cortés no quita lo valiente. Chile no puede tener una relación de plena normalidad con Perú si estamos siendo sometidos a un juicio en La Haya", sostuvo el presidente del Senado, el democristiano Jorge Pizarro. La oposición advierte del riesgo de que la Corte de La Haya perciba que un fallo salomónico o desfavorable a Chile en el límite marítimo tendría bajo coste en las relaciones entre ambos países.

Los presidentes de Perú, Alan García, y Chile, Sebastián Piñera, ayer en Santiago (Chile).
Los presidentes de Perú, Alan García, y Chile, Sebastián Piñera, ayer en Santiago (Chile).AP

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