_
_
_
_
_

¿Quién tira la primera piedra?

Los hombres son enterrados hasta la cintura y las mujeres, hasta los senos

Ángeles Espinosa

Debe de ser una de las muertes más horribles que se pueda imaginar. Una a una, las piedras van golpeando la parte superior del cuerpo, magullándolo, lacerándolo, hasta que la acumulación de heridas acaba con la vida del reo. Despacio. Sin piedad. El proceso está descrito, con toda la frialdad de los textos legales, en los artículos 98 al 107 del Código Penal iraní, que incluso establece quién debe tirar la primera piedra.

En primer lugar, se entierra en un agujero al condenado, "hasta la cintura" si es un hombre y "hasta por encima de los senos" en el caso de las mujeres, según estipula el artículo 102. Parece evidente que es más fácil escapar del agujero en el primer caso, extremo que garantiza el perdón si no hubiera testigos (artículo 103). También se determina (artículo 104) que "las piedras no pueden ser tan grandes como para que maten a la víctima al primer o segundo golpe, pero tampoco tan pequeñas que no puedan ser llamadas piedras".

Más información
El mundo condena la lapidación en Irán
"La justicia iraní no ha suspendido la lapidación de Ashtiani"
Sobre la lapidación en Irán
Hay que salvar a Sakineh Ashtiani
"El Corán no recoge la lapidación"
Una confesión televisada hace temer por la vida de Ashtiani
Teherán emite la confesión de la condenada a morir lapidada

En el caso de que la condena haya sido fruto de la confesión, como se pretende en el caso de Sakineh Ashtiani, el juez tiene la responsabilidad de arrojar la primera piedra. Si hubiera habido testigos, serían estos quienes tendrían el dudoso honor; a continuación, vendría el juez y el resto de los presentes en la ejecución, que no pueden ser menos de tres.

Dado que las lapidaciones son muy polémicas, suelen celebrarse a puerta cerrada y es por tanto difícil saber qué tipo de personas acceden a participar en un castigo tan cruel. Hay que tener mucho estómago para aguantar la lenta agonía que garantiza el goteo de piedras hasta que las hemorragias o la fractura del cráneo causan la muerte. La película La lapidación, de Soraya M., basada en el libro del mismo título de Freidoune Sahebjam, permite acercarse a ese horror.

Una mujer iraní toma parte en la recreación de una lapidación realizada en Bruselas.
Una mujer iraní toma parte en la recreación de una lapidación realizada en Bruselas.REUTERS
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_