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Incertidumbre en la convención Republicana de Kansas City

Con sus respectivos discursos de aceptación de la candidatura en el bolsillo, los dos aspirantes a la nominación por el Partido Republicano acudieron a la Convención de Kansas City para tomar personalmente el mando de las operaciones, de cara a la batalla final, que tendrá lugar en la votación del miércoles.

Tras una reñida lucha por conseguir los 1.130 delegados necesarios para obtener la candidatura republicana a la presidencia, en la que no hubo vencedor aparente, Gerald Ford y Ronald Reagan gastan sus últimos cartuchos estratégicos en los hoteles de Kansas City, en reuniones y entrevistas con los delegados «no comprometidos» de los que depende, en última instancia el resultado de una batalla que se inició hace nueve meses.Durante sus primeras horas de estancia en la ciudad de la Convención, ambos candidatos expresaron ante sus entusiastas partidarios, su confianza en vencer en la primera vuelta de la votación del miércoles por la noche y en llevar al Partido Republicano al triunfo en las elecciones de noviembre.

La 31 Convención Nacional del Partido Republicano se inauguró a las diez y media de la mañana del lunes, hora local, en el moderno palacio deportivo Kemper Arena, de Kansas City, Missouri. Treinta mil personas, entre ellas casi cinco mil delegados y sustitutos del partido y más de ocho mil periodistas, se desplazaron el pasado fin de semana a Kansas City para asistir a una de las más reñidas luchas por la nominación que se recuerdan en la historia del partido.

La sesión de la mañana fue puramente rutinaria. Hicieron uso de la palabra el alcalde de la ciudad, que dio la bienvenida a los visitantes, y el gobernador del vecino Estado de Kansas, Robert Bennett. En la sesión de la tarde, -madrugada del martes en España-intervinieron figuras destacadas del partido, como el vicepresidente Rockefeller, el senador Barry Goldwater y los también senadores Bob Dole y Howard Baker, este último es uno de los nombres que con mas insistencia suenan paraacompañar a Gerald Ford en la papeleta electoral.

Una importante victoria de Ford

Ford obtuvo una nueva e importante victoria estratégica el domingo, cuando el comité de reglas de la Convención rechazó una enmienda presentada por los partidarios de Reagan, según la cual los candidatos a la presidencia debían anunciar el nombre de su compañero electoral antes de la votación del miércoles. Por 59 votos frente a 44 el comité de reglas rechazó la propuesta del bloque de Reagan y dejó al presidente Ford en situación de cumplir su promesa de que no revelará el nombre de su running mate hasta después de obtener la candidatura a la presidencia para las elecciones de noviembre.Esta victoria, junto a otras obtenidas en las deliberaciones del comité encargado de redactar la plataforma del partido, sitúan al presidente en una posición más favorable que la de su adversario para vencer en la primera vuelta de la votación. Sin embargo, una victoria de Ronald Reagan también es posible, aunque no probable, dado el alto número de delegados que aún permanecen sin comprometerse por ninguno de los dos candidatos.Los últimos rumores que circulan por Kansas City indican que el número de nombres a considerar para la candidatura a la vicepresidencia junto a Gerald Ford se ha reducido a cinco, de los doce que fueron estudiados inicialmente, por el equipo del presidente. Junto al favorito, Howard Baker, senador por Tennessee, figuran en esta lista el ministro del Tesoro, William Simon; el ex fiscal general, William Ruckelshaus; la embajadora en el Reino Unido, Amstrong, y el adversario de Ford en la lucha por la nominación presidencial, Ronald Reagan.

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Reagan manifestó en varias ocasiones en las últimas semanas que, en caso de que no ganara la votación, no aceptaría un segundo puesto junto a Ford, aunque esto pudiera significar, en teoría, la reunificación del partido, muy dividido por la lucha mantenida por Ford y Reagan durante los últimos meses.

La nominación, difícil

En el interior de la Kemper Arena, los delegados que exhiben carteles y distintivos de apoyo al presidente Ford parecen ser mayoría respecto a los que respaldan al ex gobernador de California. La entrada en el local de la Convención de la familia del presidente, el lunes por la mañana, fue acogida con una gran ovación. Tanto la esposa del presidente, Betty Ford, como su hijo mayor, Jack, han tomado parte destacada en la campaña y mantienen una intensa actividad en Kansas City, entrevistándose con delegados y dirigentes del partido para tratar de asegurar la victoria del presidente en la votación del miércoles.En caso de que el presidente en ejercicio no sea elegido candidato a las próximas elecciones por el Partido Republicano, habría que remontarse a 1884, año en que el presidente Chester Arthur fue vencido por el candidato James Blaine, que posteriormente sería, derrotado por el aspirante demócrata. De cualquier modo, Ford. es uno de los presidentes que mayores dificultades está teniendo en conseguir la nominación, cosa que para su antecesor en el cargo, Richard Nixon, fue muy fácil en 1972 y en 1968.

Entre un mar de globos de colores, pancartas, sombreros e insignias con el elefante, símbolo del Partido Republicano, reporteros de los distintos medios informativos asedian a los delegados indecisos para intentar obtener alguna declaración sobre sus preferencias. La delegación de Mississippi, que cuenta con treinta votos «no comprometidos» y que, tradicionalmente, suele dar sus votos en bloque a un candidato, se ha convertido en un poderoso centro de atracción. Sin embargo, todo parece. indicar que habrá que esperar a la noche del miércoles para conocer por que candidato se inclinan los delegados de Mississippi, cuando, en la sucesión de delegaciones por orden alfabético, les llegue el turno de expresar su voto.

Dotados de impresionantes sistemas de comunicaciones -contacto telefónico directo con cada una de las delegaciones-, los estrategas de Ford y Reagan negocian los últimos votos en medio de un ambiente de gran suspense del que no pueden evadir a los delegados los encendidos discursos de los oradores de turno en los que se ataca al candidato demócrata, Jimmy Carter, y se auguran otros cuatro años de administración republicana.

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