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Raúl Castro destituye a dos pesos pesados del régimen cubano

Salen del Gobierno el ministro de Exteriores, Pérez Roque, y el vicepresidente Lage

El presidente de Cuba, el general Raúl Castro, ha acometido una remodelación de Gobierno en toda regla, en la que los militares ocupan un papel preponderante, y figuras muy conocidas y de gran relevancia durante los últimos años de mandato de su hermano Fidel, como el canciller, Felipe Pérez Roque, y el secretario del comité ejecutivo del Consejo de Ministros, Carlos Lage, pasan a un segundo plano. Castro dio a conocer ayer, mediante una nota sorpresiva, que Pérez Roque sería sustituido por el vicecanciller Bruno Rodríguez, mientras que Lage lo será por el general José Amado Ricardo Guerra, hasta ahora jefe de la Secretaría del Ministro de las Fuerzas Armadas.

Se pensaba que Pérez Roque y Lage, dos hombres con gran gancho dentro y fuera de Cuba, eran insustituibles en cualquier ecuación política de futuro. Pérez Roque, de 44 años, era desde hacía 15 uno de los colaboradores más cercanos de Fidel Castro. Como Lage, su trayectoria está vinculada a las organizaciones políticas y estudiantiles de la revolución. En 1999, fue designado ministro de Exteriores. Estaba considerado el número tres del Gobierno, tras Fidel y Raúl. Lage, de 57 años, es miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba desde 1991. Durante años, ha ejercido las funciones de una especie de primer ministro y ha sido hombre de confianza de los hermanos Castro. Fue responsable del proceso de reformas y apertura económica que, en los años noventa, Fidel puso en marcha para paliar la crisis provocada por la desaparición de la Unión Soviética. Se le ha identificado como "aperturista", calificativo que él rechaza.

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Desde hacía tiempo, se venía rumoreando que hombres como el vicepresidente del Consejo de Ministros Otto Rivero habían "caído en desgracia", algo que nunca se sabe a ciencia cierta hasta que la persona es destituida. Ayer fue "liberado de todos sus cargos", teniendo en cuenta "que ha concluido el traspaso de los programas que atendía a los respectivos organismos inversionistas", los que le encomendara Fidel Castro durante la llamada batalla de ideas [estrategia lanzada para recuperar "los valores de la revolución" tras el caso del niño balsero Elián]. Es el comandante Ramiro Valdés el que "quedará encargado de su coordinación y control".

El caso de Lage no es el mismo, según diversos analistas, pues sigue siendo un hombre importante dentro de la nomenclatura y conserva el puesto de vicepresidente del Consejo de Estado.

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Raúl Castro sólo ofrece como argumento para la remodelación ministerial el que "hoy se requiere una estructura más compacta y funcional, con menor número de organismos de la administración central del Estado y una mejor distribución de las funciones que cumplen". El cambio se produce mientras en EE UU se está debatiendo la idea de suavizar el embargo que Washington impuso a Cuba hace ya 47 años.

La remodelación implica el nombramiento de ocho nuevos ministros y la fusión de cuatro carteras en dos nuevas, así como la destitución de dos vicepresidentes del Consejo de Ministros. Lage sigue siendo vicepresidente del Consejo de Estado, principal órgano de dirección del país, pero abandona la Secretaría Ejecutiva del Consejo de Ministros. La nota, difundida por televisión, recuerda que el cargo "no constituye legalmente una instancia con facultades de decisión en materia gubernamental, ni se le atribuye protagonismo en la dirección del Gobierno".

Homero Acosta, diputado y hombre de confianza de Raúl Castro durante los años en que éste era ministro de Defensa, asume el cargo de secretario del Consejo de Estado con funciones de auxiliar al presidente. Además del general Ricardo Guerra, entra en el Gobierno otro militar, el general Salvador Pardo Cruz, para asumir la cartera de la Industria Sideromecánica.

En los 13 meses que lleva como presidente titular, tras 19 como jefe de Estado interino por la enfermedad de su hermano Fidel, Raúl Castro había hecho algunos cambios menores. El presidente cubano manifestó al asumir el cargo su intención de reformar el Gobierno en 2008, pero en diciembre, tras el paso de tres devastadores huracanes por la isla, pidió tiempo ante el Parlamento para realizar los cambios.

Raúl Castro (izquierda), Carlos Lage (centro) y Felipe Pérez Roque, en La Habana en 2007.
Raúl Castro (izquierda), Carlos Lage (centro) y Felipe Pérez Roque, en La Habana en 2007.AFP

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