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Reportaje:

Represión antes de los Juegos

El régimen chino acosa a los disidentes a pocos meses de abrir el escaparate olímpico

Mientras cientos de atletas entrenan en China con dureza y ganas para intentar desbancar a Estados Unidos en el medallero de los Juegos Olímpicos, que comenzarán en la fecha mágica del 8 de agosto, otros ciudadanos ven con menos ilusión la celebración del evento con el que Pekín pretende mostrar al mundo que ha entrado en la modernidad y reivindicar su papel como una de las primeras potencias del mundo.

Los que ven esa cita de otro color son los activistas y disidentes políticos que, según informan organizaciones de defensa de derechos humanos, sufren una creciente represión por parte de las autoridades de Pekín para acallar cualquier voz disonante, en contra de las promesas que hizo el régimen a fin de lograr la adjudicación de los Juegos.

Amnistía pidió a España un visado temporal para la pareja. No lo logró
La policía detuvo al militante Hu Jia y tiene incomunicada en casa a su esposa

El caso más reciente y notorio se produjo el 27 de diciembre. Una veintena de policías irrumpió en casa de Hu Jia, de 34 años, uno de los disidentes chinos más prominentes, y su esposa, Zeng Jinyan, de 24, en Pekín, y se llevó a Hu, acusado de "incitar a la subversión del poder del Estado", según han denunciado Amnistía Internacional y Chinese Human Rights Defenders (CHRD), una red de activistas dentro y fuera del país. En la casa se encontraban también la hija de pocas semanas del matrimonio y la madre de Zeng. La policía cortó las líneas de teléfono e Internet y confiscó sus móviles. Los agentes se llevaron los ordenadores portátiles, el fax, las tarjetas de visita, las cartillas del banco, agendas y cintas de vídeo. Desde entonces, Zeng Jinyan se encuentra incomunicada y detenida en casa. Su teléfono daba señal de apagado esta semana.

"Incitar a la subversión del poder del Estado" es un delito de vaga definición, utilizado frecuentemente por el Gobierno chino para perseguir la libertad de expresión. El escritor Jing Chu, de la provincia sureña de Guangxi, fue detenido también a mediados de diciembre, bajo la misma acusación. A varias decenas de personas les ha sucedido lo mismo a lo largo de los últimos años.

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La detención de Hu "es indicativa del inicio de una represión sistemática por parte del Gobierno chino antes de los Juegos Olímpicos", señala CHRD. La organización asegura que, "en acciones, aparentemente concertadas, la policía en Pekín y otras ciudades ha incrementado la vigilancia y el acoso a los activistas".

Jing Yu, portavoz del Ministerio chino de Exteriores, rechaza la acusación. "Todo lo contrario; algunas organizaciones e individuos aprovechan los Juegos Olímpicos (...) para vilipendiar a China. Nos oponemos tajantemente a esto porque viola el espíritu olímpico y no conducirá a nada".

El arresto de Hu ha sido interpretado como una advertencia a otros activistas, en aplicación del proverbio chino "matar la gallina para asustar a los monos", así como una forma de tantear la reacción internacional.

Las críticas no llegan sólo del extranjero. Un grupo de 57 activistas, abogados, académicos, editores y escritores chinos ha firmado una carta abierta en la que califica de "inaceptable" la acusación contra Hu y pide "a los países libres" que "presionen a China para que respete los derechos humanos, se atenga escrupulosamente a la ley y cumpla las promesas que hizo" para obtener los Juegos.

Preguntada por este periódico sobre Hu y su esposa, la portavoz de Exteriores contestó: "China es un país regido por la ley y el Gobierno chino, de acuerdo con la ley, protege las libertades y otros derechos de los ciudadanos chinos. Nadie tiene privilegios ante la ley. Si violas la ley, serás castigado por la ley".

Aunque en los últimos años han pasado la mayor parte del tiempo bajo vigilancia en su casa, sin base legal, Hu y Zeng se habían convertido, gracias a Internet, en un centro de distribución de información sobre la situación de los disidentes encarcelados y los abusos de las autoridades. Zeng fue designada en mayo una de las 100 personas más influyentes del mundo por la revista Time, debido a su militancia y a su blog -bloqueado en China-, en el que difundió la desaparición durante 41 días de su marido, en 2006, secuestrado por agentes del Gobierno.

En sus primeros años de activismo, Hu luchó por el medio ambiente y contribuyó a revelar el escándalo de venta de sangre en la provincia de Henan, auspiciada por funcionarios gubernamentales, que provocó miles de casos de sida entre los campesinos. El 18 de mayo pasado, cuando la pareja se disponía a viajar a varios países europeos, incluido España, la policía se lo impidió. Desde entonces permanecían bajo arresto domiciliario. Según aseguró entonces Hu a este periódico, Pekín temía que lo que dijeran en el viaje pudiera generar oposición en el extranjero y se produjera un boicoteo de los Juegos, como ocurrió en Moscú, en 1980, a causa de la invasión de Afganistán.

En febrero de 2007, la sección española de Amnistía Internacional (AI) había pedido al Gobierno de Pekín que concediera al matrimonio un visado para una salida temporal y para evitar que fueran detenidos, como suele ocurrir en dos periodos políticamente sensibles: la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional, en marzo, y el aniversario de la matanza de Tiananmen (4 de junio). Pero España no lo concedió. "Su arresto domiciliario, el 18 de mayo, muestra que nuestra petición estaba justificada", dice María del Pozo, portavoz de la organización.

Amnistía Internacional ha solicitado en varias ocasiones que la embajada española en Pekín se interese por ellos y les preste apoyo. El 3 de enero de este año, la organización ha vuelto a urgir a Exteriores a que haga algo. El ministerio ha respondido que la presidencia de turno de la UE (Eslovenia) ha iniciado gestiones sobre el caso. Amnistía Internacional insiste en que representantes españoles visiten a los dos detenidos. Responsables de la embajada española afirman que "lo más eficaz" en estos casos es actuar "de forma discreta" y en el marco de la Unión Europea.

Hu, nominado en 2007, junto con Zeng, para el premio Andréi Sajarov de las libertades del Parlamento Europeo, participó en noviembre, por Internet, en una audiencia de la Eurocámara sobre la situación en China. Su presidente, Hans-Gert Pöttering, ha pedido la inmediata liberación del arrestado y le califica de "representante de la lucha pacífica por la libertad de expresión".

Más información

en las páginas 64 y 65

Patrullas de la policía china en Hangzhou, ciudad del sureste del país.
Patrullas de la policía china en Hangzhou, ciudad del sureste del país.AFP

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