La República Checa toma el relevo de Francia al frente de la UE
El Gobierno checo minimiza el euroescepticismo del jefe del Estado y muestra su voluntad de hacer "un buen papel"
El primer día de 2009 trae consigo también el relevo semestral en la presidencia de la Unión Europea, que pasa a la República Checa de manos de Francia. Un hecho que el Gobierno de Praga ha calificado de "histórico" y como una "aventura" de la que espera salir ilesa. "No estoy nervioso. El nerviosismo no es una buena base. Seguro que constituirá una aventura. Los franceses nos dijeron que nos lo pasaremos bien. Pero todavía no lo he experimentado. Veremos", señaló esta semana el viceprimer ministro y ministro de Asuntos Europeos, Alexander Vondra, en una entrevista a un diario local.
El antiguo país comunista, que se integró en la UE en 2004, se prepara activamente desde hace meses para un mandato que se antoja difícil, en un contexto de crisis económica mundial y el conflicto bélico desatado en los últimos días en la franja de Gaza. Precisamente una de sus primeras misiones como responsable del Consejo Europeo, el ministro de Exteriores checo, Karel Schwarzenberg, viajará el domingo próximo a Israel para tratar de frenar la violencia en Gaza.
En febrero, en el transcurso de la primera sesión parlamentaria del año, se prevé la ratificación del Tratado de Lisboa, muy a pesar de las postura contraria del presidente checo, Vaclav Klaus. No está muy claro, de hecho, cómo se involucrará el jefe del Estado en las actividades que comporta la presidencia europea, sobre todo porque las relaciones entre él y los líderes del Parlamento europeo no son las mejores.
A pesar de ello, el Ejecutivo de coalición de Praga, encabezado por el primer ministro Mirek Topolanek, pretende cuajar un buen papel y dar un espaldarazo a sus prioridades en materia de economía, energía y ampliación de la UE hacia los Balcanes occidentales.