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Revés en el Senado a la ley de inmigración de Berlusconi

El Gobierno italiano perdió ayer de forma inesperada en el Senado tres votaciones de enmiendas a la Ley de Seguridad presentada por el ministro del Interior, Roberto Maroni. La más importante hace referencia a la directiva que debía permitir al Gobierno de Silvio Berlusconi retener a los inmigrantes sin papeles un máximo de 18 meses antes de su expulsión a los países de origen.

El Senado aprobó en votación secreta la enmienda presentada por el opositor Partido Demócrata, que pedía limitar la estancia a 60 días, lo que supone una derrota personal del dirigente de la Liga Norte, y un vuelco respecto a las tesis defendidas y aprobadas por la Unión Europea.

La normativa quedará, por tanto, como estaba en la anterior Ley de Inmigración, conocida como Bossi-Fini: los sin papeles no podrán ser retenidos en los centros de identificación y expulsión por periodos superiores a 60 días.

"Con la anulación de esa norma", comentó el senador que presentó la enmienda, Felice Casson, "hemos dado una señal fortísima contra la política de inmigración del Gobierno. Evidentemente, en la línea impuesta por Maroni no está ni siquiera la mayoría". Según Casson, el voto secreto para las tres enmiendas vencidas por la oposición se pidió porque las tres eran "obviamente inconstitucionales".

Grupos católicos

Los grupos católicos, transversales en todas las fuerzas políticas italianas, aprovecharon el voto secreto para inclinar la balanza del lado de la oposición en tres apartados del artículo 39, considerado el ejemplo más completo de la nueva política de mano dura de Maroni.

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La segunda norma rechazada es la que preveía restringir el reagrupamiento familiar, obligando al jefe de policía a emitir permiso de residencia a los familiares de un extranjero legalmente establecido en el país sólo cuando éste hubiese pasado "ininterrumpidamente cinco años en Italia".

El tercer voto en contra de la mayoría se refiere a la posibilidad de revocar el permiso de residencia a quienes cometan un delito contra los derechos de autor.

La reacción de Roberto Castelli, dirigente de la Liga, fue de irritación. "Han vuelto los francotiradores de los tiempos de la Democracia Cristiana", dijo. "En algunos sectores de la derecha se han encendido siete luces verdes, eso confirma que hay francotiradores. Éramos 136, la oposición 122, la cuenta es fácil de hacer".

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