Río de Janeiro nombra a una mujer al frente de la policía para acabar con la corrupción

La comisaria Martha Mesquita de Rocha, de 51 años, ha sido nombrada jefa de la policía civil del Estado de Río de Janeiro, uno de los más violentos de Brasil. Rocha, designada ayer por el Gobierno regional en un intento de limpiar el cuerpo de corruptos, sustituye a Allan Turnowski, que dimitió el día anterior en medio de un escándalo por la detención de 35 policías sospechosos de colaborar con las bandas de narcotraficantes.

Rocha, que lleva 27 años en el cuerpo, es la primera mujer que ocupa el cargo, con 12.000 agentes bajo su mando. Su nombramiento se produce en un momento crucial, en plena Operación Guillotina, desarrollada durante el último año. Los agentes detenidos están acusados de asociación ilícita, venta de armas a los traficantes de las favelas y de apropiarse de armas, municiones y dinero requisados a los narcos.

Al asumir el cargo, la nueva jefa del cuerpo ha sugerido que va a apartar a los anteriores integrantes de la cúpula policial, y ha recalcado que va a prestar atención a la ética y la integridad. En los últimos cinco años, dos jefes de la policía civil, cuerpo responsable de las investigaciones criminales y que desarrolla funciones judiciales, han sido detenidos y otros tres han dejado el cargo antes de tiempo por su supuesta relación con redes criminales.

El último, Turnowski, podría ser acusado por la policía federal de haber pasado información a traficantes de drogas para que pudieran huir de las fuerzas del orden. Además, ha caído en la operación su brazo derecho, el comisario Carlos Oliveira, que está detenido por haber vendido una ametralladora, un fusil AR-15 y tres pistolas a traficantes de la favela Urubu. También se le acusa de apropiarse de 4 fusiles, 15 pistolas y 40.000 proyectiles de los narcos.

Rocha llega en uno de los momentos no solo de mayor crisis de la policía, sino de mayor responsabilidad, ya que será la encargada de la pacificación de las favelas de Río para evitar que el Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 fracasen por la grave violencia ciudadana. En 2008, según la Secretaría de Seguridad, 7.089 personas fueron asesinadas en el Estado, casi 20 homicidios diarios. Más de un millar, muertos a manos de la policía militar.

"Problema antiguo y grave"

Pese al desprestigio de los cuerpos policiales regionales por la corrupción, su máximo responsable, el secretario de Seguridad, José Mariano Beltrame, está considerado como el alma de la operación de pacificación de las favelas, por lo que hasta se ha hablado de presentarlo como candidato al Premio Nobel de la Paz. Beltrame ha tenido que sacrificar al antecesor de Rocha, que gozaba de su confianza.

El secretario de Seguridad Beltrame ha reconocido que el problema de la corrupción carioca "es antiguo y grave", y que la experiencia mundial enseña que mientras no se extirpe la corrupción anidada en las fuerzas del orden, no existe posibilidad alguna de renovar los cuerpos de policía. "Ninguna policía del mundo es capaz de cambiar de página mientras mantenga en su seno a ese tipo de corruptos" ha afirmado.

Para intentar esa limpieza de las fuerzas policiales de Rio, civiles y militares (las responsables del orden público y de enfrentarse directamente a las bandas armadas), Beltrame ha escogido a Rocha, aunque subrayó que no la ha escogido "por ser mujer, sino por su historial de 27 años en la policía y porque su nombramiento ha generado unanimidad dentro del cuerpo". Según el responsable de Seguridad, es alguien que viene "a romper paradigmas".

"Dulzura y bravura"

El gobernador de Río, Sergio Cabral, comentó en otro acto público que Rocha cuenta con "credibilidad y reconocimiento" dentro de la policía civil, cuerpo en el que entró en 1983, y en el que es comisaria desde 1990. "Marta Rocha va a cumplir su misión con la dulzura y la bravura de una mujer, porque cuando la mujer necesita, es más valiente que el hombre", añadió.

La nueva jefa de la policía civil ya se ganó la fama de tener pulso ante decisiones difíciles, como cuando sustituyó en 1993 al director del Departamento General de Policía Especializada, acusado entonces de enriquecimiento ilícito dentro del cuerpo. "Tenemos que tener una fiscalización fuerte, porque el buen policía no teme ser fiscalizado", ha afirmado Rocha.