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Relaciones comerciales EE UU-Brasil

Rousseff tiende la mano a Estados Unidos tras las filtraciones

La nueva presidenta de Brasil se distancia de Irán

La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, ha decidido, a menos de un mes de jurar el cargo, mandar las primeras señales que su política exterior va a ser diferente a la de su antencesor y mentor, Luis Inácio Lula da Silva. Prueba de ello es que Rousseff no ha dado su primera entrevista tras ganar las elecciones a un diario brasileño sino a The Washington Post. Y lo ha hecho al diario que no posee los cables de Wikileaks y justo después de que las filtraciones dieran cuenta de que los embajadores estadounidenses en Brasilia consideran al Gobierno de Lula como el más "antiamericano", uno de los más corruptos de la democracia, y muy cercano a Irán.

En la entrevista, Dilma aclara que en la política ecónomica, sin duda, seguirá los pasos de Lula. Pero, en temas de política exterior, demuestra que tiene sus propias ideas, sobre todo en la relación que su futuro gobierno tendrán con la Casa Blanca. "Voy a intentar estrechar los lazos con Washington. Yo personalmente siento una gran admiración por el proceso de elección del presidente Barack Obama". Recuerda que los estadounidenses se comportaron como "una gran nación" al ser capaces de elegir a un presidente de raza negra. Dilma compara la épica de esa elección con el hecho de que Brasil fue capaz de elegir a una mujer como presidenta por la primera vez en su historia.

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Si las estrechas relaciones del Gobierno Lula con Irán fueron una espina para la Administración de Estados Unidos, con su sucesora parece que las cosas van a cambiar. "Yo no estoy de acuerdo con la práctica de la lapidación. No concuerdo con las prácticas medievales contra las mujeres", asegura. Y Rousseff fue aún más lejos. Afirma que si ella hubiese sido presidenta de Brasil en la última votación de la resolución de las Naciones Unidas que condena la violación de los derechos humanos en Iráno, ella no se habría abstenido. "Mi posición no va a cambiar cuando yo asuma oficialmente la presidencia. Yo no estoy de acuerdo cómo Brasil votó entonces. No es esa mi posición". Con delicadeza pero sin titubeos, Rousseff dio a entender que ella no tiene por qué estar de acuerdo con todo lo que Lula cree o piensa.

Rousseff visitará la Casa Blanca como nueva presidenta de Brasil en enero, poco tiempo después de jurar el cargo. Obama la había invitado para estos días previos a la toma de posesión pero elle prefirió espera a la investidura. Obama habia sido invitado por Lula a visitar Brasil antes de las elecciones, pero el presidente de EE UU declinó la invitación alegando que no quería interferir en la campaña electoral.

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