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Rumania exhuma los cadáveres de los Ceausescu

Familiares del dictador piden pruebas de ADN para verificar su identidad

"Los pantalones tenían agujeros producidos por las balas, al igual que el abrigo", explicó Mircea Oprean, yerno del ex dictador comunista rumano, Nicolae Ceausescu, y de su esposa, Elena, después de que sus restos se exhumaran ayer para verificar si realmente fueron sepultados en el cementerio de Ghencea, al oeste de Bucarest, el 30 de diciembre de 1989.

"Me inclino a pensar que los restos son los de mis suegros, pero no puedo estar seguro al 100% hasta que no se hayan hecho las pruebas de ADN", relató Oprean, que intenta cumplir la voluntad de su difunta mujer, Zoia.

"Mi suegro fue enterrado sobre serrín", subrayó. "Mi suegra tenía la cabeza mirando hacia el este y fueron enterrados en un pasillo del cementerio", prosiguió.

Zoia inició en 2005 los trámites para averiguar si sus padres se hallaban donde las autoridades aseguraban. La confusión creada por el miedo de que los cadáveres fueran profanados provocó que surgieran dudas.

"Si no están enterrados aquí, denunciaremos al Estado rumano, porque este debe saber dónde están los cuerpos. Ion Iliescu [miembro del Partido Comunista y, más tarde, presidente de Rumania en democracia] y los otros deberán responder por este crimen", anunció Oprean.

Parece ser que las explicaciones de los hechos empiezan a surgir. "Se decidió evitar que se mezclaran el pasado y el futuro, por lo que se mudaron sus cuerpos al cementerio civil. Entonces, apareció la teoría de la conspiración. Para que nadie viniera a profanar sus tumbas, se dieron nombres ficticios", contó Victor Stanculescu, encargado de dirigir el tribunal militar que los juzgó.

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Por su parte, Gelu Voican Voiculescu, quien enterró los cuerpos sin vida, confirmó que son ellos. "Se precipitó todo por la efervescencia de los hechos, por el temor y el odio de la población. Si los Ceausescu hubiesen estado en manos del pueblo, los habrían hecho pedazos", señaló.

Muchos ciudadanos, en cambio, consideran la muerte de Nicolae el mayor crimen sin castigo. "El cambio debía venir, pero sin ser fusilados, sino encarcelados para que comieran huesos como nosotros", explica Vlad Nicolae, un jubilado que estaba ayer en los alrededores del cementerio. Otros creen que la exhumación despejará las dudas de la familia pero los interrogantes sobre los acontecimientos de los días de Navidad de 1989 seguirán en el aire.

El yerno de Ceausescu, Oprean, junto con su único hijo aún vivo, Valentin, cuida de la imagen del dictador. Registraron hace dos años la "marca Ceausescu" y el año pasado intentaron prohibir la representación de una obra de teatro titulada Las últimas horas de Ceausescu, impulsada por el Instituto Internacional para el Crimen Político de Berlín con motivo de los 20 años de la caída del régimen. Los resultados de los análisis podrían tardar unos seis meses, dependiendo de la humedad de la tierra donde fueron enterrados los Ceausescu.

El cuerpo del dictador Nicolae Ceausescu tras su ejecución, el 25 de diciembre de 1989.
El cuerpo del dictador Nicolae Ceausescu tras su ejecución, el 25 de diciembre de 1989.AFP

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