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Rusia aprueba una estrategia para controlar el Ártico

Los rusos han decidido emprender medidas militares para garantizar la seguridad de la zona que les corresponde en el Ártico, incluido el emplazamiento de tropas y "la creación de un activo sistema de guardacostas", según se desprende de un documento publicado ayer en la página web de su consejo nacional de seguridad.

Rusia tiene puestos los ojos en el Ártico desde hace años y está dispuesta a defender con todos los medios a su alcance la parte que le corresponde en esa región. Es verdad que la posición de los otros países de la zona ártica no difiere mucho y todos son conscientes de que si el planeta continúa recalentándose y el deshielo sigue al ritmo actual, dentro de unos años -décadas más bien- habrá zonas antes inaccesibles en las que se podrán explotar sus grandes riquezas.

Pero Moscú lleva una cierta ventaja sobre los otros países, ya que no sólo ha presentado los documentos necesarios para obtener el reconocimiento internacional a la parte del Ártico a la que pretende, sino que también el Consejo de Seguridad de Rusia ha aprobado la estrategia que aplicará en esa zona por lo menos hasta el año 2020. La zona ártica, según el documento aprobado, se está convirtiendo en una "importante arena de interrelaciones" de Rusia con otros países "en la esfera de la seguridad tanto internacional como militar".

Los recursos de la zona

El Kremlin pretende sacar del Ártico todo lo que Rusia necesitará en el siglo XXI en "hidrocarburos, recursos biológicos marinos y materias primas estratégicas", según se afirma en el documento del consejo de seguridad que aparentemente fue aprobado en otoño pasado pero del que no se tuvo noticia hasta ayer.

La región ártica es rica no sólo en gas y petróleo, sino también en oro, diamantes y numerosos metales. De ahí el deseo de Rusia (y de los otros países de la zona) en esforzarse por obtener la soberanía sobre la mayor cantidad posible de kilómetros cuadrados en el Ártico. El Kremlin pretende ganar el control sobre 1,2 millones de kilómetros cuadrados de plataforma continental adicional. Y aunque por ahora las enormes riquezas que hay en esa zona no están al alcance de nadie, el derretimiento de los hielos (en las dos últimas décadas éstos se han reducido en un 20%) junto con el progreso técnico está acercando a pasos agigantados el día en que será posible explotarlas.

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