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Rusia desplegará en Abjazia y Osetia del Sur 7.600 soldados

Pilar Bonet

Rusia formalizó ayer sus relaciones diplomáticas con Abjazia y Osetia del Sur, los dos territorios independentistas desgajados de Georgia que el presidente Dmitri Medvédev reconoció como Estados el 26 de agosto. Además de la apertura de embajadas, las relaciones contemplan la "ayuda militar mutua en caso de agresión", según el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quien protagonizó la ceremonia de intercambio de notas diplomáticas.

Mientras tanto, se ultimaban sendos acuerdos de amistad, cooperación y ayuda militar entre Rusia, por una parte, y Osetia del Sur y Abjazia, por la otra, para firmarse en los próximos días "a alto nivel". Hasta ahora, sólo Nicaragua ha seguido a Moscú en el reconocimiento de los independentistas.

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Lavrov fue claro y contundente al anunciar el carácter estrictamente militar de las tropas rusas que permanecerán en Abjazia y Osetia del Sur en el marco de los acuerdos bilaterales con estos territorios. "No son pacificadores. Representan los contingentes, formaciones y unidades de las Fuerzas Armadas de Rusia [...] que ayudan a garantizar la seguridad de Osetia del Sur y Abjazia", sentenció. Moscú mantendrá un contingente de 3.800 hombres en cada república.

En Osetia del Sur, los soldados rusos quedarán emplazados en Tsjinvali y Dzhaba. En Abjazia, en las posiciones de los actuales pacificadores. Abjazia ha puesto a la disposición de Moscú las antiguas bases militares de la URSS en su territorio, concretamente, Gudauta y Ochamchira, esta última, con un excelente aeródromo, y también sus aguas del mar Negro para la armada rusa.

Según el acuerdo firmado el lunes con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, los pacificadores rusos dejarán las zonas de seguridad alrededor de Abjazia y Osetia del Sur para el 10 de octubre, tras ser reemplazados por observadores internacionales, entre ellos, un mínimo de 200 europeos. Lavrov subrayó ayer que la UE es el "principal garante" de que Georgia no va a atacar de nuevo.

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Antes del conflicto de agosto, la UE había querido involucrarse en los llamados "conflictos congelados" legados por la URSS, pero Moscú desconfiaba y se resistía a darle un papel. Después del reconocimiento unilateral de la independencia, la oportunidad que el diseño del Kremlin brinda a los europeos cobra un cariz diferente a lo que pretendía Bruselas.

Al tener que responder de las intenciones pacíficas de Georgia, los europeos pueden verse en una situación delicada si EE UU persiste en rearmar a Tbilisi, tal como denuncian los rusos. Si esto ocurre, pueden producirse tensiones dentro de la OTAN.

"Cuantos más observadores de la Unión Europea haya en territorio georgiano, sin duda, tanto mejor", dijo Medvédev al ministro de Defensa, Anatoli Serdiukov. "Espero que, como mínimo, esto impida que el régimen militar georgiano haga idioteces", añadió. A Rusia le gustaría incluso que la UE estuviera presente con "policía militar" en Georgia, según Lavrov.

"Confiamos en los observadores que envíe la UE", dijo el ministro, que se mostró partidario de que Osetia del Sur y Abjazia estén en "igualdad de condiciones en torno a la mesa de discusión" en la conferencia internacional que se celebrará en Ginebra el 15 de octubre, y también de que asistan a la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU que decidirá sobre la prolongación del mandato de sus observadores.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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