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Rusia espera poder desplazar más militares en Kirguizistán antes de fin de año

Las negociaciones para crear una OTAN de países ex sovieticos fracasan en una cumbre de los miembros del Tratado de Seguridad Colectiva

Cuando no logras el acuerdo que querías, firmas un protocolo de intenciones. Eso es lo que hizo el presidente de Rusia, Dimitri Medvédev, al suscribir un memorando sobre bases militares con su homólogo de Kirguizistán, Nurmanbek Bakíyev, tras finalizar la cumbre de los miembros del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Esta organización -integrada por siete países que formaban parte de la desaparecida URSS y que el Kremlin quiere convertir en un análogo de la OTAN-, se reunió el viernes en Cholpón-Atá, a orillas del lago Isyk-kul, sin que allí Moscú lograra forzar, como son sus deseos, el desarrollo de su componente militar.

El Kremlin quería firmar ya en esta visita de Medvédev el paquete de documentos que sellarían la construcción de un base militar de la OTSC -de hecho, de Rusia- en el sur de Kirguizistán, pero el presidente ruso sólo pudo rubricar un memorando en el que se consigna la "conveniencia" de "elaborar y suscribir antes del 1 de noviembre de 2009 un acuerdo" entre ambos países para fijar "el estatus y las condiciones de estadía de una base unificada rusa en territorio de la República Kirguiza". El documento prevé que Rusia despliegue un contingente adicional al que ya tiene y que tendrá el número de efectivos equivalentes al de un batallón; además, se creará un centro de preparación para militares kiguizos y rusos.

En el nuevo acuerdo que se piensa firmar antes de fin de año, se establecerán las condiciones de funcionamiento no sólo de la nueva base y centro de preparación militar, sino también de la base aérea que Rusia tiene desde el año 2003 en Kant, al este de Bishkek. Moscú desea utilizar para su nueva base instalaciones que ya existen en el sur de la república, cerca de Osh, en la frontera con Uzbekistán, pero los kirguizos quieren que los rusos construyan la base en un nuevo lugar donde no hay absolutamente nada, lo que indudablemente significaría invertir mucho más dinero del que tenía planeado.

La base de la OTSC que desea crear el Kremlin en Kirguizistán todavía no es apoyada por todos. Alexandr Lukashenko, el presidente de Bielorrusia, ha dejado claro que no firmará ningún documento antes de resolver los problemas bilaterales con Moscú. También el líder uzbeko, Islam Karímov, es contrario a ella.

La cumbre a orillas del Isyk-kul ha sido un rotundo fracaso para los planes de Moscú de convertir a la OTSC en un análogo de la OTAN.

Kirguizistán tiene una importancia estratégica que también aprovecha EE UU en su lucha en Afganistán. Los norteamericanos poseen en el aeródromo de Manás, al norte de Bishkek, una base que desempeña un papel vital en el abastecimiento de sus efectivos en ese país. El presidente Bakíyev había ordenado cerrar la base -según algunos, a petición del Kremlin-, pero finalmente la ha dejado con un leve cambio de nombre y un alquiler más alto.

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Bakíyev acaba de ser reelegido por amplia mayoría en unos comicios celebrados hace diez días. Los observadores europeos condenaron las elecciones por su "multitud de irregularidades y problemas".

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