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El futuro de Europa

Sarkozy: Irlanda es sólo "un incidente"

El Gobierno francés cree que la única solución es seguir con la ratificación del tratado y que los irlandeses repitan el referéndum con un texto adaptado

El no irlandés al Tratado de Lisboa no es más que "un incidente que no tiene que convertirse en una crisis". El presidente francés Nicolas Sarkozy intentó ayer quitarle hierro al resultado del referéndum del jueves en Irlanda e hizo un llamamiento a los países de la Unión Europea que todavía no han ratificado el tratado para que lo hagan. "Ayer por la noche hablé con [el primer ministro británico] Gordon Brown y me dijo que lo haría", explicó Sarkozy, que dentro de dos semanas asume la presidencia semestral de la UE y que ha visto cómo sus ambiciosos planes para reactivar la construcción europea chocaban contra el escollo irlandés.

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El jefe del Estado francés, que compareció ante los medios de comunicación junto al presidente estadounidense, George W. Bush, de visita oficial en París, evitó calificar lo sucedido en Irlanda. "La cuestión", dijo, "no es saber si nos gusta o no. El pueblo irlandés se pronunció y hay que aceptarlo". Pero aprovechó para insistir en sus críticas al funcionamiento de las instituciones. "Muchos europeos no entienden la forma en que se construye Europa en estos momentos y eso es algo que debemos tener en cuenta muy rápidamente para cambiar nuestra forma de hacer Europa". En opinión de Sarkozy, "Europa fue concebida para proteger y, sin embargo, ahora inquieta a muchos europeos", dijo. El no irlandés "no es ni una casualidad ni una sorpresa", añadió, "hay que tenerlo en cuenta, no dentro de seis meses sino ahora mismo", razón por la que hay que lanzar "iniciativas para ser más eficaces al servicio de la vida cotidiana de los europeos", y citó concretamente la política europea de inmigración y dar "una respuesta europea a la escalada sin fin del precio del petróleo".

El inquilino del Elíseo, que fue el artífice del Tratado de Lisboa a través de su propuesta de elaborar un "tratado simplificado", reconoció que el rechazo irlandés "no facilitará" el trabajo de la presidencia francesa, aunque se limitó a considerarlo "una dificultad más", sobre la que habrá que "reflexionar todos juntos".

Quien sí se aventuró ayer en el intríngulis jurídico creado por el no irlandés fue el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet. Para salvar el tratado, dijo, "no hay otra solución" que no sea un nuevo voto de los irlandeses, lo que podría tener lugar tras una "adaptación" del texto para este país. Jouyet considera que, previamente, "el proceso de ratificación debe llegar al final y dejar un tiempo de reflexión a los irlandeses, saber si por algunas mediaciones o por una demanda de ellos mismos pueden volver a votar".

"Aún es pronto para saber lo que nos pueden pedir", añadió Jouyet, y puso como ejemplo la cuestión de la tradicional neutralidad de Irlanda. "Podrían pedir ser exonerados de lo que será la política de seguridad y defensa en el cuadro del nuevo tratado", sugirió. "Pero o bien votan de nuevo al término de un proceso de mediación, o nosotros tendremos que seguir trabajando en el actual marco comunitario".

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Nicolas Sarkozy (derecha) saluda a George W. Bush ayer en su comparecencia conjunta en París.
Nicolas Sarkozy (derecha) saluda a George W. Bush ayer en su comparecencia conjunta en París.ASSOCIATED PRESS

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