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La crisis alimentaria

Sarkozy y Zapatero entonan el 'mea culpa' del hambre

Francia y España ofrecen 1.500 millones en ayudas - La ONU pide que la producción agrícola crezca un 50%

"Estamos en el siglo XXI. Sabemos que podemos alimentar el planeta. Y, en cambio, cada 30 segundos un niño muere de hambre. Y, en cambio, cada día 25.000 personas pierden la vida por desnutrición. Nos hemos equivocado". Las primeras palabras del discurso de Nicolas Sarkozy, el presidente francés, resumen el espíritu del arranque, ayer, de la Cumbre sobre Seguridad Alimentaria, Cambio Climático y Bioenergía. Los países ricos, con Francia y España en representación del próspero Occidente, entonan el mea culpa por el hambre que amenaza a 850 millones de personas, y apoyan el Plan de Acción lanzado por la ONU para resolver la crisis.

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Sarkozy, dirigente de uno de los países más proteccionistas del mundo, tiene incluso ideas sobre un futuro más limpio y justo, sin hambre, movido por biocombustibles de segunda generación, en el que los países más pobres tengan agriculturas modernas y respetuosas con el medioambiente. Además, Francia se pone en cabeza de la manifestación: propone crear un organismo internacional que coordine la política agrícola mundial, con Estados, ONG, expertos y científicos que estudien inversiones respetuosas con el cambio climático.

Francia invertirá 1.000 millones de euros en África en los próximos cinco años, anunció Sarkozy. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que habló después, anunció que pondrá a disposición de la ONU 500 millones de euros en los próximos cuatro años para proyectos destinados a paliar la crisis alimentaria en los países que más la sufren.

Entre otros programas, los fondos servirán para extender la protección social a pequeños agricultores o asegurar la nutrición de menores de cinco años. Fuentes de La Moncloa explicaron que 70 millones corresponden a proyectos ya presupuestados, y el resto serían nuevas aportaciones.

España tendrá además protagonismo en el seguimiento de la movilización internacional lanzada en la cumbre de Roma, ya que albergará el próximo otoño una reunión de alto nivel en la que se examinará la puesta en práctica del Plan Global de Acción de Naciones Unidas y se aprobará una carta de derechos de la seguridad alimentaria.

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El objetivo es que la reunión se haga a nivel de jefes de Estado y de Gobierno, así como con los máximos responsables de los organismos internacionales, pero en un número más limitado que en Roma, a donde han acudido medio centenar, para que sea más operativa.

Zapatero recordó que España fue uno de los primeros países en respaldar, con 50 millones de euros, el llamamiento urgente lanzado en diciembre por la FAO (Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación), y mostró su sorpresa por el hecho de que algunos países de la OCDE hayan reducido su ayuda al desarrollo en una coyuntura tan dramática como la actual. Aunque no citó a ninguno, aludía al Reino Unido o Italia, entre otros.

El presidente español aseguró que existe relación entre la escalada del precio de los alimentos, la crisis financiera, "que se inició en Estados Unidos", y la subida del petróleo, ya que algunos inversores habrían buscado refugio en otros mercados tras huir del inmobiliario.

En la entrevista que mantuvo con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, Zapatero se mostró partidario de confeccionar una lista negra internacional de especuladores con productos de primera necesidad. En cambio, se mostró favorable a los biocombustibles, a los que se acusa de quitar terreno agrícola a los alimentos.

Lo mismo dijo el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que defendió con datos y elocuencia la apuesta por el etanol. Lula culpó a sus críticos de "tener las manos sucias de petróleo y carbón", y de ser los mismos que "desde hace décadas mantienen políticas proteccionistas, en perjuicio de los agricultores de los países más pobres y de los consumidores de todo el mundo".

Las noticias fueron, en cualquier caso, poco esperanzadoras. Según la Organización Mundial de la Salud, hay más de 20 países sufriendo ya problemas serios de desnutrición a consecuencia de la crisis alimentaria.

El secretario general de la ONU explicó que el mundo necesitará elevar la producción agrícola un 50% en 2030 para satisfacer la demanda. Y el director de la FAO, Jacques Diouf, recordó que para salir de la crisis harán falta 19.000 millones de euros anuales en inversiones en agricultura.

El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, sigue los discursos de los participantes en la cumbre de Roma.
El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, sigue los discursos de los participantes en la cumbre de Roma.AFP

Diversas posturas

- Irán. Durante su discurso en la cumbre, el presidente Mahmud Ahmadineyad propuso ayer medidas para superar el alto precio de los alimentos, entre las que figura el acceso al poder de dirigentes "puros y monoteístas". El dirigente iraní responsabilizó de la crisis alimentaria al sistema capitalista y a algunos países poderosos, sin nombrarlos.

- Argentina. La presidenta Cristina Fernández aseguró que la gran causa de la crisis se debe a la deficiente distribución y no sólo al problema de la producción de alimentos.

- Benedicto XVI. El Papa dijo en un mensaje dirigido a la cumbre que el hambre y la malnutrición "son inaceptables" en un mundo que dispone de recursos y conocimientos para evitarlo.

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