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Sarkozy afronta hoy una gran protesta que amenaza con paralizar Francia

Los funcionarios se suman a una huelga que aglutina sectores públicos clave

Los franceses se enfrentan hoy a una gran huelga del sector público. A los trabajadores de los transportes, cuya protesta contra la reforma de su sistema de pensiones cumple ya una semana, con el caos instalado en todo el país, se les unirán los funcionarios, un colectivo que abarca desde la educación a Correos o las telecomunicaciones, además de hospitales, aduanas y aeropuertos.

Todos ellos saldrán a la calle en defensa de sus privilegios y en contra de los planes del presidente, Nicolas Sarkozy, de reducir el peso de los casi seis millones de personas que en Francia viven del erario público por el sistema de no reponer más que dos de cada tres funcionarios que se jubilen.

El Gobierno y los sindicatos se han dado finalmente cita el miércoles para lanzar las negociaciones, si bien no está claro en qué condiciones. El Ejecutivo insiste en que para hablar hay que desconvocar primero la huelga, pero ayer, en las asambleas generales en las que se decidió prolongar los paros del transporte hasta mañana, las intenciones de las bases sindicales no iban en esta dirección. Cada día, desde que arrancó la protesta, se reproduce el mismo guión. Antes de que los líderes sindicales puedan pronunciarse, las bases ya han votado la prolongación de la huelga.

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Mientras, Sarkozy mantiene un inhabitual silencio y el Gobierno parece dar palos de ciego contra una protesta que no tiene visos de acabar y que se extiende como una mancha de aceite a otros sectores. Ayer, incluso los alumnos de instituto se sumaron a los bloqueos. El primer ministro, François Fillon, aseguraba ayer que la huelga de los transportes se estaba apagando. Las simples cifras parecen darle la razón. El número de huelguistas sigue descendiendo cada día. Ayer era del 26,2% en los ferrocarriles (SNCF), frente al 32,2% del viernes, y de menos del 20% en los transportes del área metropolitana de París.

Unos datos, sin embargo, que no tienen nada que ver con la realidad que padecen los usuarios, en tanto que el tráfico ferroviario sigue reducido a menos de la mitad, y el de la capital a mucho menos, por la curiosa casualidad de que un 80% de los conductores de trenes y metro mantienen el paro. En la red viaria hubo 530 kilómetros de atascos. Los paros en el sector del tráfico de mercancías habrían generado ya más de 40 millones de euros de pérdidas.

Los sectores más radicales del movimiento sindical han conseguido lo que pretendían: alargar el conflicto hasta enlazar con la protesta convocada por los sindicatos de funcionarios y de la enseñanza.

Viajeros tratando de entrar en el metro en Gare de l'Est en París.
Viajeros tratando de entrar en el metro en Gare de l'Est en París.AP

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