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Sarkozy lanza un gran debate nacional sobre la identidad francesa

El objetivo es fijar los valores esenciales para la integración de los inmigrantes

Antonio Jiménez Barca

La pregunta clave es ésta: ¿Para usted, en qué consiste ser francés? Basándose en esta peliaguda cuestión, el Gobierno de Nicolas Sarkozy ha lanzado un gran debate en Francia a fin de descubrir, aprehender y estimular lo intrínsecamente galo en un país con más de ocho millones de inmigrantes (alrededor del 13% de la población). En 2007, el por entonces candidato a la presidencia de la República Francesa aseguró: "No tengo ninguna intención de dejar a la extrema derecha el monopolio de la identidad nacional. Si no se reflexiona sobre lo que significan los valores franceses, ¿cómo quieren que los inmigrantes se integren?". Se trata, por tanto, de una vieja promesa electoral de Sarkozy que pone en marcha el antiguo dirigente socialista y hoy ministro de Inmigración e Identidad Nacional, Éric Besson.

El 60% de los franceses respalda la iniciativa, según las encuestas

Como primer paso, Besson envió ayer una circular a los prefectos franceses (delegados de Gobierno) a fin de que organicen en sus jurisdicciones respectivas reuniones abiertas a las que deberán invitar a las "fuerzas vivas" del país: parlamentarios, cargos electos de todo tipo, miembros de asociaciones ciudadanas y patrióticas, representantes de los sindicatos y de la patronal, profesores de primaria y secundaria y padres de alumnos, entre otros.

Ayer, además, el ministerio de Besson habilitó una página en Internet (www.debatidentitenationale.fr) dedicada a que todo el que quiera, con nombre real o seudónimo, responda a la pregunta crucial y aporte sugerencias encaminadas a "afirmar la identidad nacional y (...) el orgullo de ser francés". Posteriormente, se incluirían cuestionarios más explícitos sobre los límites de la esencia francesa. Se debatirán también cuestiones más concretas, como por ejemplo la idea de que los niños franceses canten, al menos una vez por año, La Marsellesa.

El mismo Sarkozy se inmiscuirá en la controversia el próximo 4 de diciembre, por medio de un debate solemne en el que el presidente de la República dará su opinión sobre el asunto. La recogida de ideas durará hasta el 31 enero. En febrero, Besson hará una síntesis de las respuestas y de las propuestas que considere más acertadas.

Para empezar, el ministro ha apuntado una idea en la citada página web: que exista una especie de contrato "de integración republicana" entre el inmigrante y el Estado francés para que el primero "conozca la lengua y los valores de la República". No se precisa mucho más. Besson también propone una ceremonia "solemne" para aquellos que adquieren la nacionalidad francesa.

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Paralelamente, existe una iniciativa parlamentaria de un grupo de diputados de la UMP (partido de Sarkozy) titulada "el respeto a los símbolos de la República". No es algo baladí: hace un año, Francia se escandalizó al contemplar cómo el himno nacional era silbado por hinchas residentes en París al inicio de un partido de fútbol entre la selección francesa y la de Túnez.

La izquierda francesa desconfía del debate. Ve en él una estrategia electoralista de la derecha con vistas a las regionales de marzo, a fin de conservar el voto de los antiguos adeptos del Frente Nacional que apoyaron a Sarkozy en 2007. El portavoz del Partido Socialista Francés (PS), Benoit Hamon, ha calificado la propuesta de "falsa". Ségolène Royal, ex candidata socialista a la presidencia, aun considerando que el modo y la forma de plantear la cuestión es electoralista, ha pedido a sus compañeros de partido que no se hurten al debate y que den su opinión. "El concepto de nación es originariamente de izquierda. Hay que recuperar los símbolos de la nación".

Según varios sondeos, el tema interesa. El 60% de los franceses aprueba el debate, según el periódico Le Parisien. Y el 70% está de acuerdo en que se cante La Marsellesa en la escuela, según otra consulta.

El seleccionador francés, Raymond Domenech, mira al público que abuchea mientras suena el himno nacional, durante un encuentro amistoso contra Túnez el año pasado en París.
El seleccionador francés, Raymond Domenech, mira al público que abuchea mientras suena el himno nacional, durante un encuentro amistoso contra Túnez el año pasado en París.AP

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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