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Ola de cambio en el mundo árabe | Repercusiones en Francia

Sarkozy ordena a sus ministros que se queden en Francia en vacaciones

Oposición y sindicatos critican el viaje del jefe de Gobierno Fillon a Egipto

Antonio Jiménez Barca

Nicolas Sarkozy, en un intento de desactivar una polémica inesperada e inflamable, pidió ayer a sus ministros que, en el futuro, durante sus vacaciones, se abstengan de viajar al extranjero y pasen, preferentemente, sus días de descanso en Francia. Tan inusual proposición de un jefe de Estado a su Gabinete se produce un día después de que se hiciera público, en una información publicada por Le Canard Enchaîné, que el primer ministro francés, François Fillon, se dejó invitar por Hosni Mubarak para pasar unas Navidades de lujo en Asuán, con viaje en avión privado, estancia en hotel exclusivo y paseo por el Nilo incluidos. La noticia cuartea la fama de hombre honesto, austero y estricto del primer ministro -mejor colocado en los sondeos que Sarkozy precisamente por eso- y le está procurando un auténtico vapuleo por parte de la oposición. También abre una nueva brecha en la maltrecha popularidad de Sarkozy y su Gobierno, ya que la nueva información sobre las navidades de Fillon se añade a la ya conocida sobre las de Michèle Alliot-Marie, ministra de Asuntos Exteriores, que utilizó, el 31 de diciembre, en Túnez, un avión privado propiedad de un hombre de negocios tunecino próximo al derrocado presidente Ben Ali. Sarkozy también ha advertido a sus ministros que a partir de ahora, antes de aceptar invitaciones en el extranjero, lo pongan en conocimiento del primer ministro.

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El propio Fillon se defendió ayer en el Parlamento: "Respondí a una invitación antigua y reiterada. He respetado todas las reglas. He hecho como otros primeros ministros y otros presidentes de la República".

La malévola alusión última de Fillon se refería, seguramente, a François Mitterrand, devoto de Egipto, que pasó muchas Navidades en Asuán, a costa también de Mubarak. Los medios franceses recordaban ayer que Sarkozy había pasado las Navidades de 2010 en Marruecos, invitado por Mohamed VI, y que Jacques Chirac hacía lo mismo. Algún ministro bromeaba en el periódico Le Monde bajo el amparo del anonimato, al recordar la cantidad de dirigentes políticos que elegían este tipo de vacaciones pagadas en Túnez o Marruecos: "Podíamos haber hecho un Consejo de Ministros, la verdad".

Pero da la impresión de que el caso de Fillon ha colmado la paciencia de los franceses, que se preguntan por qué sus políticos no se pagan ellos mismos sus vacaciones. Libération incluía en su edición de ayer un reportaje en el que ilustraba la manera de comportarse, en este aspecto, del resto de dirigentes europeos, con el título "En Europa, los dirigentes viajan sobriamente".

François Chérèque, secretario general de uno de los principales sindicatos franceses, calificó el viaje de Fillon de intolerable. Y añadió: "Es insoportable la distancia que existe entre la manera en que viven los políticos y el resto de los franceses, que sufren la crisis".

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François Bayrou, el presidente del partido centrista Modem, añadió: "El regalo a Fillon se hace siempre porque se espera algo de vuelta. Y no es muy admisible que el primer ministro de la quinta potencia del mundo se deje invitar por un país pobre".

Sarkozy, empeñado en ganar popularidad contra reloj, acudirá hoy a un programa de televisión en el que un grupo de ciudadanos le preguntarán sobre diversas cuestiones de actualidad. Presidente de turno del G-20 y del G-8, convertido, por un año, en un líder global y viajero, el jefe del Estado francés intenta ganar peso político y empaque internacional de cara, sobre todo, a sus propios compatriotas y a las elecciones de 2012. Pero esta última polémica le ha chafado la estrategia. Todos apuestan a que los invitados de hoy le preguntarán menos sobre el G-20 que sobre las Navidades regaladas de sus ministros.

La ministra de Exteriores, Michèle Alliot-Marie, se dirige al primer ministro, François Fillon, ayer en el Parlamento.
La ministra de Exteriores, Michèle Alliot-Marie, se dirige al primer ministro, François Fillon, ayer en el Parlamento.AFP

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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