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Reportaje:

"Sólo me queda una cama de madera"

Las inundaciones en India han causado en aldeas como Bashi la destrucción de las casas y todas las tierras de labor

"El agua arrastró mi casa y mató a mis tres hijos, ¿para qué quiero vivir?", se preguntaba ayer Ashis Ram, de 35 años. Él estaba trabajando en su taxi de bicicleta cuando oyó la noticia: su pueblo estaba bajo el agua. El río Bagmati, uno de los principales de Bihar en el norte de India, rompió la noche del 2 de agosto el dique que lo contenía a su paso por el distrito de Begusarai. Cuando Ashis llegó adonde estaba su casa, en la aldea de Bashi, encontró que la mitad del cauce del río corría justo por ahí.

Ashis tiene los ojos desencajados y no deja de mirar el brazo de río de unos 200 metros que ahora cruza justo por en medio su pueblo. Sólo aquí el agua arrasó unas 150 casas de ladrillo y muchas más de bambú, como la de su familia. Pero el cauce desviado ha llevado el desastre a más de 300 pueblos y ha afectado a casi medio millón de personas. El número de desaparecidos no se sabe, ni se sabrá pronto.

En Bashi, el Gobierno contabiliza 12 muertos, cuando los pobladores aseguran que 55 personas desaparecieron y que ellos mismos tienen poca esperanza de encontrarlos vivos. A su propio pueblo llegó hace un par de días un cuerpo ya descompuesto que ellos han dejado a la orilla del río. Los habitantes lo enseñan con cara de susto a los visitantes. El lugar entero huele a cadáver, tal vez haya otros más.

Al otro lado del río están los demás habitantes del pueblo partido. Desde las dos orillas la gente se mira. Todos parecen estar confundidos. Ahí antes estaban su templo y su mezquita. Lo poco que les queda está destruido o anegado y ahora una fuerte corriente los separa. Si alguien quiere cruzar tiene que usar uno de los botes de madera que ha dado el Gobierno. Pero la corriente es tan fuerte que pocos se atreven.

La mayoría de la gente de Bashi son agricultores o jornaleros. No estaban acostumbrados a las inundaciones. Pero este año, las lluvias fueron tan fuertes y tanta agua bajó de los Himalayas de Nepal que se rompió el dique que los protegía. Sus problemas parecen no tener una pronta solución. "Las tierras de cultivo no van a dar frutos en varios años. La corriente se llevó la tierra fértil y ha cubierto el terreno con arena", dice el líder de los campesinos, Shankar Paddar.

"La situación de emergencia durará al menos tres meses", afirma el jefe del Gobierno local, Sanjeev Hans. Muchos de los pueblos están aislados por completo, la gente vive en los techos de sus casas, se ha refugiado en las carreteras o se ha quedado viviendo con el agua al menos hasta la cintura. Aquí llevan así desde el 2 de agosto, 13 días, pero en otros lugares de India, Bangladesh y Nepal, las inundaciones persisten desde hace dos meses.

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En esta zona, el agua potable es un gran problema. "Estamos bebiendo el agua de las inundaciones. Tenemos que defecar ahí mismo y algunos estamos enfermando ya del estómago, como mi bebé y yo", confirma una mujer que viaja en un bote a su aldea. Allí viven todos en botes porque el agua les llega casi al cuello.

Hans asegura que la prioridad es restituir el servicio de agua potable, aunque acepta que la tarea todavía no se cumple por completo. Cuando las lluvias lo permiten, como no fue el caso de ayer, unos helicópteros del Ejército sobrevuelan la zona para lanzar comida. "También ahora tenemos que evitar las epidemias", alerta. El dique no podrá comenzar a reconstruirse hasta al menos dentro de dos meses, cuando retroceda el agua, según Hans. El político acepta que se deben reforzar los muros del curso del río.

Justo ayer, Oxfam Internacional exigió un "replanteamiento radical de las políticas de preparación para las inundaciones en Asia". En un documento aseguraba que algunas medidas implementadas por los Gobiernos, como la construcción de diques, pueden empeorar la situación. Precisamente en Bihar, el Estado más afectado de India, este tipo de muros ha triplicado la extensión de zona propensa a inundaciones, según esta ONG.

Para llegar de Bashi a otras aldeas es necesario tomar un bote o una lancha. Están incomunicadas. Los verdes más brillantes toman las formas de las plantas más exóticas. Parecería un paseo por un río en medio de una selva tropical. Pero, los techos de paja que apenas asoman recuerdan que ahí había hace apenas unos días aldeas. Van y vienen personas en botes o caminando con el agua hasta el pecho. Algunos están hartos de vivir atrapados por el agua y se van a refugiar a las carreteras. Otros se esfuerzan en conseguir víveres. En todas las caras se aprecia la desesperanza.

En una de las casas, totalmente inundada, vive todavía Kumar Singh. Era agricultor hasta que el agua anegó sus tierras. Ofrece a los visitantes unas guayabas verdes que guarda como un tesoro: son los últimos frutos que cosechó. Su familia se fue a la carretera, pero él prefiere cuidar su hogar. "Sólo tenemos una cama de madera, unos cacharros de cocina y este techo de paja, pero tengo que cuidarlo", dice.

Casas arrasadas por las inundaciones monzónicas en la localidad de Bashi.
Casas arrasadas por las inundaciones monzónicas en la localidad de Bashi.A. G. ROJAS
Tres habitantes de Bashi, en la zona más afectada por los monzones.
Tres habitantes de Bashi, en la zona más afectada por los monzones.A. G. ROJAS

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