El Supremo paquistaní ordena investigar la paliza a una joven
Merkel viaja a Afganistán tras criticar al presidente Karzai
El presidente del Tribunal Supremo paquistaní, Iftikhar Chaudhry -que recuperó recientemente el cargo del que le destituyó el dictador Pervez Musharraf-, ordenó ayer que un comité policial investigue la paliza pública propinada a una joven de 17 años en el valle de Suat, donde los talibanes han impuesto la sharía (ley islámica). Chaudhry convocó a funcionarios y policías de la Provincia Fronteriza del Noroeste (NWFP, las siglas en inglés por las que se conoce esta provincia), donde está enclavado Suat, para que le explicaran el incidente, que calificó de "violación cruel de los derechos fundamentales". El vídeo del apaleamiento, en el que la joven grita de dolor cada vez que la golpean, ha levantado multitud de protestas tanto dentro como fuera del país entre los activistas de derechos humanos y defensores de los derechos de la mujer.
Al parecer, la joven fue flagelada tras acusarla de mantener relaciones ilícitas. Sin embargo, parientes de la muchacha han dicho a los medios paquistaníes que el incidente ocurrió hace un mes cuando un electricista entró en la casa para hacer unas reparaciones. Sacaron a los dos de la casa, primero le golpearon a él, luego a la chica y después los forzaron a casarse. A él se le prohibió divorciarse de su primera mujer.
Chaudhry y otros jueces del Supremo criticaron duramente a los funcionarios de NWFP y exigieron que se les mantenga informados sobre el avance de la investigación. El Gobierno central llegó recientemente a un acuerdo de paz con la insurgencia que desde hace dos años se ha hecho fuerte en ese valle, y una de las concesiones fue permitir en Suat tribunales islámicos que se regirían de acuerdo a la sharía.
Por otra parte, la canciller alemana, Angela Merkel, viajó ayer por sorpresa a Afganistán después de que el domingo hablara por teléfono con el presidente Hamid Karzai para criticarle por la ley vejatoria para las mujeres que ha promulgado. Merkel visitó a las tropas alemanas, que con 4.100 militares suponen el tercer contingente extranjero más numeroso en Afganistán después de EE UU y Reino Unido.
