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TERROR EN ÁFRICA

Doble atentado sincronizado contra las embajadas de EEUU en Kenia y Tanzania

Más de 80 personas murieron y un millar resultaron heridas en dos explosiones que se produjeron ayer, con breves minutos de diferencia, junto a las embajadas de Estados Unidos en Nairobi (Kenia) y Dar es Salam (Tanzania). La primera explosión se produjo en la capital tanzana a las 10.40 (9.40 hora peninsular española) . Enseguida, como si fuera una acción sincronizada, estalló otro artefacto en Nairobi, donde se produjeron la mayoría de las víctimas. Esta segunda deflagración arrasó un edificio de oficinas, entre cuyos escombros quedaron atrapadas decenas de personas. Al menos ocho estadounidenses murieron y otros siete se daban por desaparecidos esta madrugada. A falta de reivindicación, las sospechas apuntaban a la Yihad Islámica egipcia.

La Embajada de EEUU en Kenia estaba situada junto a la Ufundi House, un edificio de oficinas de cinco plantas, que absorbió la mayor parte de la explosión. La policía keniana señaló que la bomba estaba colocada en el interior de un vehículo aparcado en un callejón situado entre los dos inmuebles. La onda expansiva causó además graves daños en la legación diplomática y en un edificio de 25 plantas colindante.Los equipos de rescate continuaban trabajando esta madrugada y se temía que con el paso de las horas se incrementara la cifra de víctimas mortales. La cadena de televisión privada KTN informó de que se había detectado a cuatro personas vivas bajo los escombros. Poco antes la televisión estatal había confirmado al menos 70 muertos en Nairobi, ocho de ellos ciudadanos estadounidenses, según informó un portavoz de la representación diplomática norteamericana. Fuentes hospitalarias elevaron a 1.200 los heridos y pidieron donantes de sangre.

El presidente de Kenia, Daniel arap Moi, hizo público un comunicado de condenan en el que se comprometió a hacer todo lo posible "para capturar a los autores de tan odioso crimen".

La deflagración pudo escucharse a cinco kilómetros de distancia y arrancó de cuajo las ventanas de los edificios existentes en un radio de 300 metros. La explosión se produjo a la hora de apertura de las oficinas diplomáticas y en ese momento numerosas personas aguardaban a la puerta del consulado.

Atasco munumental

Pronto, la escena del atentado degeneró en una situación caótica con cientos de personas tratando de salir de allí al mismo tiempo que varios miles se acercaban al lugar para ver lo que había ocurrido. La ciudad se vio paralizada por un monumental atasco que impedía la llegada de las ambulancias. Mientras, en el suelo se confundían los cuerpos de las víctimas con los maniquíes que habían salido despedidos de los escaparates. Cientos de personas deambulaban manchadas de sangre.Los equipos de rescate que lograron llegar al lugar del atentado comenzaron a sacar de entre los escombros humeantes a decenas de personas que habían quedado atrapadas en el interior.

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La televisión keniana informó de que algunas de las víctimas eran pasajeros de un autobús que pasaba por el lugar en el momento de la explosión. Entre los heridos figuraban al menos 15 funcionarios de la Embajada de EEUU, dos de los cuales fueron internados en estado grave en un hospital de Nairobi, así como el ministro keniano de Comercio, Joseph Kamotho. La misma embajadora estadounidense, Prudence Bushnell, resultó herida levemente, según confirmaron fuentes oficiales. Testigos presenciales aseguraron que los equipos de rescate habían sacado "ocho cuerpos blancos" de entre los escombros.

"Escuché una gran explosión e instantes después todo comenzó a moverse y trozos de cristales llovieron sobre mi cabeza", declaró un hombre de negocios que pasaba cerca del lugar del atentado. "Esto es un caos", se lamentaba un trabajador del principal hospital de Nairobi. "Estamos atendiendo a cientos de personas... demasiadas, no podría decir", añadió.

En los hospitales, los estudiantes de medicina sumaron sus esfuerzos a los médicos para atender al desbordante número de heridos que llegaban transportados en ambulancias, coches de policía y vehículos particulares.

Desde cualquier punto de la ciudad era visible una gran columna de humo negro que se elevaba desde la Embajada de Estados Unidos.

"Es una escena pavorosa", subrayó Emmanuel Campbell, del Comité Internacional de la Cruz Roja, quien participaba en las tareas de rescate. "Estamos sacando cadáveres de todas partes. Todo lo que podemos hacer es llevar los muertos al depósito".

Menor potencia

La explosión que se produjo junto a la Embajada de Estados Unidos en Dar es Salam, la capital de Tanzania, fue de menor potencia, aunque también dejó el barrio diplomático convertido en un caos de llamas, humo y escombros. Seis personas resultaron muertas y 58 heridas, según informó el encargado de negocios, John Lange. Entre los fallecidos, tres empleados tanzanos de la representación norteamericana, pero ningún ciudadano estadounidenses.El procedimiento de la acción fue similar al de Nairobi. La bomba estaba colocada en el interior de un vehículo estacionado junto a la entrada de la embajada, cuyo edificio sufrió importantes daños. Además resultaron afectadas las embajadas de Francia y Alemania, y una treintena de vehículos quedaron destruidos.

En el hospital Muhimbili, el principal centro sanitario de Dar es Salam, 15 personas se encontraban en estado muy grave.

Los marines armados que vigilaban la embajada, algunos conmocionados, ayudaron a evacuar a los heridos y después, con las pistolas desenfundadas, acordonaron el edificio. Un empleado de seguridad de la legación, de origen tanzano, declaró que nadie había notado nada extraño antes de la explosión.

"Me encontraba en las oficinas para conseguir un visado cuando escuché una fuerte explosión fuera", dijo desde una cama de hospital la tanzanesa Amio Zara. "Intenté correr hacia las escaleras, pero éstas se habían derrumbado. Cuando salí, sólo vi humo y árboles caídos antes de desmayarme". Los bomberos lograron extinguir el fuego, aunque tuvieron que dedicar varios efectivos a evitar que éste se extendiera a un camión de combustible aparcado a pocos metros de la embajada.

El primer ministro tanzano, Frederick Sumaye, manifestó que el Gobierno había puesto en marcha un equipo especial para investigar la explosión, que atribuyo a extranjeros.

Las sospechas que Estados Unidos tiene sobre los autores del doble atentado apuntan hacia los extremistas islámicos, pero aún así las autoridades estadounidenses tienen especial cuidado en no aventurar conclusiones sobre los posibles culpables. El Gobierno de Washington se limitó a indicar que "tiene cierta idea" de quiênes perpetraron los ataques, que han suscitado una condena internacional unámime.

En opinión del portavoz de la Casa Blanca, P.J.Crowley, "es evidente que se trata de ataques terroristas dirigidos contra instalaciones estadounidenses, pero la mayoría de las víctimas son personas de Kenia y Tanzania".

A falta de una reivindicación creíble de los atentados, se especulaba con autoría de algún grupo integrista. Esta misma semana la Yihad Islámica egipcia amenazó los intereses de Estados Unidos por la participación de este país en la detención en Albania y posterior extradición a Egipto de tres de sus activistas. El mismo diario árabe que informó sobre esa amenaza, Al Hayat, recoge en su edición de hoy la reclamación de un desconocido Ejército de Liberación de los Santuarios Islámicos.

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