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El Tea Party recorre América

La gira del movimiento de "los patriotas de verdad" concluye el lunes, pero aún le quedan 12 Estados

Si es miércoles 27, esto es Paducah (Kentucky). Pero el Tea Party Express empezó hace diez días en Reno (Nevada). Ayer tocó Nashville (Tennessee). La audiencia es tan homogénea como las inmensas y frías hamburguesas de queso que se han ofrecido a lo largo del camino en 15 diferentes ciudades y los idénticos aparcamientos donde se han producido los mítines. Quedan otras 12 localidades repartidas entre igual número de Estados hasta culminar la gira el 1 de noviembre -un día antes de las elecciones de mitad de mandato- en Concord (New Hampshire).

Los señores Clemons de Yuma (Arizona); los Myers de El Paso (Tejas); los Haythorn de Nashville. Todos y cada uno de ellos tiene la misma reclamación: Que se les devuelva su país . Todos parecen también tener otro denominador común: están enfadados, muy enfadados. "No soporto más ver cómo un Gobierno socialista me dice lo que tengo que gastar y dónde lo tengo que gastar", explica Nanna Walsh. La edad también los define. La gran mayoría de los devotos del no Gobierno y cero gasto fiscal sobrepasan la cincuentena. "No he llegado a viejo para que la reforma sanitaria de Obama acabe conmigo", declara Tom -"sólo Tom"- en referencia a los llamados 'paneles de la muerte' que los seguidores del Tea Party creen que se establecerán con la nueva legislación.

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Con el nombre tomado del motín del Té en Boston contra la metrópoli británica que supuso los albores de la revolución americana, el Tea Party Express es una de las muchas expresiones que conforman el denominado Tea Party. Carecen de líder concreto porque se vanaglorian de ser un movimiento de "ciudadanos normales" -"patriotas de los de verdad, americanos de toda la vida (¿?)", dice John Miller-, con ganas de cambiar la faz del corrupto Washington y echar del poder "a tanto político arribista".

"Queremos que nos devuelvan nuestro país" , insiste una casi anciana agitando enfervorecida un ejemplar de la Constitución americana, la biblia del Tea Party. Poco le importa a esta mujer, que se ha 'acercado' desde Alabama para sumar su voz y su presencia a la escasa multitud, que diluvie y que esté calada hasta sus frágiles huesos.

Como tampoco fue un impedimento para la caravana patriótica que en Nashville hubiera ayer un aviso de tornado que ya había azotado parte del medioeste y se dirigía peligrosamente a Tennessee.

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Desafiando la lluvia, los asistentes pusieron su mano sobre el pecho y tararearon -que no cantaron, es difícil- el himno americano -"sé que llueve, pero les pido que se descubran la cabeza, que se quiten las gorras", dice la mujer que dio voz a las 'barras y estrellas'.

Ignorando el vendaval hace su aparición en escena sobre el improvisado escenario que ha prestado para la ocasión el restaurante Scoreboard, Lloyd Marcus. "Yo no soy africanoamericano", explica este cantante que se define a sí mismo como un 'negro conservador". "Yo soy América".

"Dicen que el Tea Party es racista, pero es otro sucio truco de los 'liberales' para enfrentarnos", explica Marcus a esta corresponsal. Puede. El caso es que además de Marcus y su esposa, sólo hay otro negro en todo el recinto.

El agua sigue cayendo y la caravana recoge sus banderas. No antes de tiempo, las inclemencias climáticas no les hacen mella. Próxima parada: Paducah (Kentucky).

Simpatizantes del Tea Party en Nashville, Tennessee.
Simpatizantes del Tea Party en Nashville, Tennessee.Y. MONGE
Muestra del <i>merchandising</i> que acompaña a la caravana del Tea Party.
Muestra del merchandising que acompaña a la caravana del Tea Party.Y. MONGE

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