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Reportaje:

"Tiene el carisma de una bayeta"

Los eurodiputados critican a Van Rompuy por su falta de liderazgo y de medidas para hacer frente a la crisis

Andreu Missé

La primera comparecencia ante la Eurocámara de Herman van Rompuy como presidente del Consejo Europeo no fue una sesión de trámite. Los dirigentes de los principales grupos políticos huyeron de planteamientos genéricos y exigieron a Van Rompuy y al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, medidas concretas tanto para afrontar la crisis griega como la continua sangría de empleos en Europa.

El debate se crispó con la intervención del eurófobo británico Nigel Farage, que le espetó a Van Rompuy: "Usted tiene el carisma de una bayeta húmeda y el aspecto de un pequeño empleado de banca". Con excitación, Farage reprochó al presidente del Consejo que procediera de "Bélgica, que más bien es un no país" y que "había reducido a Grecia a poco menos que un protectorado". Van Rompuy le replicó que sus palabras sólo merecían "su desprecio".

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Joseph Daul, presidente del grupo mayoritario, el Partido Popular Europeo, manifestó cierta decepción por el exceso de palabras y la falta de acciones. "Hablamos mucho sobre Gobierno económico y monetario", dijo, "pero lo que es necesario es una coordinación presupuestaria real entre los miembros de la eurozona".

Daul señaló también que Europa no podía seguir infrarrepresentada en las principales instituciones financieras internacionales como el FMI, donde la representación depende del peso económico. Daul recordó que los seis países fundadores de la UE suman en total el 18,49% de los votos, algo más que Estados Unidos, que cuenta con el 16,7%. El dirigente popular afirmó que si en lugar de estar divididos, se uniera la representación de los Veintisiete, contarían con el 32% de los votos.

En su intervención, Van Rompuy aceptó la propuesta de lograr una mejor coordinación económica de la Unión, ya se llame mejor coordinación, mejor gobernanza o incluso un gobierno económico: "La clave es el compromiso común". Por su parte, Barroso manifestó que esperaba que "los estrechos intereses nacionales no vuelvan a resistirse a la necesidad de un sistema efectivo de gobierno europeo".

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El laborista británico Stephen Hughes, que intervino en nombre de los socialistas, expresó su preocupación por la falta de reacción de la UE ante el aumento del paro en más de siete millones desde que empezó la crisis, y porque a finales de año los desempleados de la Unión podrían superar los 25 millones. Hughes lamentó que "los planes de la derecha, que sólo persiguen recortar el déficit, llevarían a un crecimiento más débil y a unas perspectivas sombrías para los parados". El diputado laborista propuso asumir el compromiso de crear cinco millones de empleos hasta 2015.

El presidente de los liberales, Guy Verhofstadt, insistió en que la UE debía tomar la iniciativa ante la crisis griega con propuestas concretas y sugirió "una emisión de obligaciones europeas, que no tendría ningún coste para los ciudadanos".

Herman van Rompuy.
Herman van Rompuy.REUTERS

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