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Caos aéreo en Europa

Trenes llenos y carreras de taxis de miles de euros

Cientos de miles de personas colapsan medios de transporte marítimos y terrestres para llegar a sus destinos

Los horarios de los vuelos están tan perfectamente ajustados que el retraso de un despegue en Barajas puede acabar afectando a centenares de pasajeros en un aeropuerto de las antípodas. Es fácil suponer que la cancelación de más de 16.000 viajes causa un efecto dominó que pone patas arriba todo el sistema.

Las primeras fichas que se mueven con la nube de ceniza del volcán son las cancelaciones de los vuelos y esto desemboca en una lucha de cientos de miles de personas por conseguir una plaza en un tren, un barco, taxi o coche de alquiler. Un grupo de ejecutivos desesperados por llegar a una reunión de negocios en Portugal pagó ayer 1.200 libras (1.360 euros) a una empresa por cruzar el Canal de la Mancha. "Estuvieron encantados de que aceptáramos el encargo y nosotros también estamos eufóricos", señaló el coordinador de la compañía a la agencia de noticias PA.

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La capacidad que tienen las compañías de transportes alternativos para asumir a los que se han quedado varados en los aeropuertos es limitada. Las compañías de ferries están desbordadas y no pueden dar un pasaje a todos los que intentan salir de Reino Unido. Ni siquiera pueden atender las llamadas. "Recibimos más de 1.600 cada hora, una cada dos segundos. No podemos atender todas las peticiones", declaró un portavoz de la compañía P&O Ferries, que trabaja en el Canal de la Mancha.

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Lo mismo ocurre con los trenes. Tan pronto como se anunciaron las primeras suspensiones de vuelos, miles de europeos empezaron a reservar billetes de tren. Muchos tendrán que esperar días para salir; en Londres, por ejemplo, todos los trenes de Eurostar que salen hacia el continente están llenos.

A Anya Dickman, profesora de Turismo de la Universidad de Bruselas, le costará cinco días volver a sus clases después de su visita a España para una conferencia. "Tenía que salir el jueves por la tarde. Nos aplazaron al viernes y luego al domingo. Al final nos vamos el lunes, en tren hasta Irún y de ahí a Burdeos y luego a Bruselas. Por suerte el alojamiento que nos dieron el primer día estaba muy bien".

Las ansias por regresar a casa, al trabajo o a una reunión de negocios han hecho que algunos, los que pueden permitírselo, ofrezcan cantidades millonarias a quienes se atrevan a romper la prohibición de circular por los espacios aéreos cerrados. Una compañía de aviones privados en Reino Unido recibió una oferta de 114.000 euros por llevar a un grupo de abogados desde Londres a Francia para cerrar un acuerdo, según contó el periódico británico Financial Times.

La nube de ceniza no sólo arruinó los planes de millones de personas. También se pararon miles de envíos de mercancía que se transportan a diario en avión por media Europa. "Debido a la interrupción de los vuelos por el volcán, nuestra entrega se retrasa", anunciaba la página web de la revista británica The Economist que, como otras publicaciones faltó a la cita con sus lectores en Reino Unido y en el resto de Europa.

Las empresas de mensajería y transporte rápido tuvieron que buscar vías alternativas. Y como muchos viajeros, también miraron al mar. La compañía irlandesa Aerly Bird Trans, cuya sede se encuentra a pocos kilómetros del Aeropuerto de Dublín, uno de los primeros afectados por los efectos de la nube, intentó desplazar sus envíos a Reino Unido y el continente hacia los ferries y las carreteras. La empresa de logística holandesa TNT y la alemana DHL también tuvieron que reorganizar los envíos para que pudieran llegar por tierra.

Las pérdidas millonarias que está costando la erupción del volcán islandés pueden hacer temblar a las compañías de seguros, aunque la mayoría de ellas espera no tener que pagar más que por los daños directos que pueda ocasionar la nube de ceniza. "La interrupción de los negocios por el volcán no está cubierta por los seguros", señaló un portavoz de Allianz al diario estadounidense The New York Times.

Todo este caos por un volcán islandés llamado Eyjafjalla. Si hubiera sido sólo el aleteo de una mariposa...

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