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El Tribunal Supremo de Brasil investiga a 378 políticos

El Parlamento debate una ley que facilitaría los juicios

Juan Arias

La cifra la ha divulgado el Supremo Tribunal Federal de Brasil en su página oficial en Internet: 378 políticos, entre diputados, senadores y ministros de Estado, son objeto en este momento de investigaciones o acciones penales en trámite ante el alto tribunal. De ellos, 275 están bajo investigación y 103 ya han sido declarados acusados y están a la espera de juicio. De acuerdo con esta cifra, en 2008 el número de políticos investigados creció un 100% respecto a 2007.

Entre los 378 políticos investigados figuran los 40 del grupo llamado mensalão, acusados por el ministerio público de formar parte de una banda criminal, tras haber recibido supuestamente sobornos del Gobierno para ayudar a aprobar algunas leyes. Éste fue el escándalo que en 2005 hizo tambalearse el primer Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que acabó fuera de la investigación por falta de pruebas de su participación en el delito. Lula se consideró entonces traicionado por sus colaboradores más cercanos y por líderes de su formación, el Partido de los Trabajadores (PT).

La mayoría de los investigados son acusados de desvío de dinero público, delitos de responsabilidad, fraudes en subastas de obras públicas y delitos contra el fisco.

En el Parlamento se arrastra desde hace tiempo la discusión de un proyecto de ley que retire la condición de aforados a los políticos para que puedan ser juzgados por presuntos delitos como los demás ciudadanos, sin que tenga que ser el Supremo quienes les juzgue. Es sabido que en el Parlamento existe un buen número de diputados con procesos penales sobre las espaldas, aún sin juzgar, y que logran ser elegidos para gozar del privilegio de ser aforados.

Quizás Brasil no sea el país más corrupto del mundo, como a veces se dice. Quizás lo sea menos que algunos otros países, incluso de América Latina, pero aquí la corrupción tiene dos características especiales: está incrustada en los tres poderes del Estado y en la policía y es el país donde existe mayor impunidad ante el crimen. Hace más de 10 años que no es condenado ni encarcelado un solo político, a pesar de las enormes cifras de acusados y juzgados, que acaban siempre absueltos.

Lula suele decir que durante su Gobierno la corrupción se ve más que antaño porque él manda a la policía levantar las alfombras. Es verdad, pero también lo es que, después de todas esas operaciones contra políticos que caen en manos de la justicia, todos ellos acaban siendo declarados inocentes.

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Además, hay que tener en cuenta la lentitud de la justicia. Se calcula, por ejemplo, que sólo para oír a los testigos de los 40 políticos implicados en el famoso escándalo del mensalão de 2005, el Supremo necesitará aún cerca de un año.

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