La conferencia de donantes destina 3.477 millones de euros a la reconstrucción de Georgia
La ONU y el Banco Mundial estimaban que el país necesitaría casi 2.380 millones para los próximos tres años
Los Estados reunidos en Bruselas, y otros donantes privados, destinarán casi 3.447 millones de euros (4.55 millones de dólares) para ayudar a la reconstrucción de Georgia, después del enfrentamiento con Rusia el pasado agosto, ha informado la comisionada para las Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Benita Ferrero-Walder.
"Es mucho más de lo que esperábamos y por eso creo que es un día para la celebración", ha afirmado a la prensa Ferrero-Waldner después de la conferencia de Bruselas. La aportación financiera se distribuirá a través de instituciones como el Programa Mundial de Alimentos de la ONU o de organizaciones humanitarias.
La ONU y el Banco Mundial habían pedido a la comunidad internacional un "esfuerzo" a pesar de la crisis económica para contribuir con 2.380 millones de euros (3.165 millones de dólares) para la reconstrucción de Georgia tras su guerra con Rusia. Entre los Estados donantes destacan la contribución de Estados Unidos (763 millones de euros), una cantidad que el gobierno estadounidense ya había anunciado poco después de la guerra, y la de Japón, que ha destinado 200 millones de euros a la reconstrucción energética del país. El propio Gobierno georgiano, representando hoy por su primer ministro, Lado Gurgenidze, ha añadido 375 millones de euros (unos 500 millones de dólares).
Solución para la crisis caucásica
El ministro de Asuntos Exteriores francés, Bernard Kouchner, ha sido el primero en intervenir con la advertencia de que es "indispensable" ofrecer una "solución política y económica" a la crisis caucásica. "Contribuir a la estabilidad de la zona no es sólo una prueba de caridad y solidaridad", ha recalcado el ministro francés, cuyo país ostenta la presidencia de turno de la UE.
En el mismo sentido, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha asegurado que la ayuda a Georgia es, además de "un imperativo moral", una manera de "garantizar la seguridad energética para la UE". Barroso ha recordado que el ejecutivo comunitario aportará 500 millones de euros (665 millones de dólares) en los próximos tres años, y ha agradecido a los participantes (65 países han sido invitados) su solidaridad "en un momento de crisis económica". Los problemas financieros también fueron evocados por el vicepresidente del Banco Mundial (BM), Shigeo Katsu, quien ha alertado de que éstos pueden ser aún más acuciantes para un país emergente como Georgia.
Uno de los principales temores de los líderes europeos es el impacto de los combates entre rusos y georgianos sobre los oleoductos y gasoductos que transportan energía del Mar Caspio hacia Europa, y que son clave para la supervivencia de proyectos paneuropeos como el gasoducto Nabucco, entre Turquía y Centroeuropa.
Georgia, aliado de las potencias occidentales y serio aspirante a entrar en la OTAN, se emancipó de Moscú tras la desintegración de la URSS en 1991, pero su Gobierno carece de control sobre las regiones separatistas de Abjazia y Osetia del Sur, étnicamente diferenciadas, donde el despliegue de fuerzas de seguridad rusas de pacificación ha impuesto un delicado statu quo desde hace más de 15 años. La intervención del Ejército georgiano del pasado mes de agosto en Osetia del Sur desencadenó una contundente respuesta militar del Kremlin, que además se opone al ingreso de Tbilisi en la OTAN.
