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La UE advierte a Kosovo de que su independencia será lenta y tutelada

La presidencia eslovena aspira a lograr la estabilización de los Balcanes

Andreu Missé

Encauzar el futuro de Kosovo sin poner en peligro la estabilidad de los Balcanes es el doble desafío de Eslovenia al iniciar su presidencia de la Unión Europea. Eslovenia, una de las antiguas repúblicas de Yugoslavia, miembro de la UE desde 2004 y con una corta experiencia como país independiente (1991) asume su mandato con extrema cautela al afrontar el futuro de Kosovo.

En su intervención inaugural como líder de la UE, el primer ministro, Janez Jansa, lanzó ayer una advertencia a los dirigentes kosovares: "No estamos hablando de independencia total, porque no se envía una misión civil a un país que es plenamente independiente".

Jansa se refería al acuerdo político alcanzado en diciembre por el Consejo de Ministros de Exteriores de la Unión de enviar una misión de unas 1.800 personas, (policías, jueces, expertos constitucionales), para facilitar la instauración y desarrollo de las instituciones democráticas del futuro Estado.

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Para el presidente de turno de la Unión, el deseo de los europeos es lograr "una solución que contribuya a asegurar la estabilidad a largo plazo en toda la región". El dirigente socialdemócrata esloveno confía en alcanzar "una solución estable" antes de que termine su mandato a finales de junio, explicó en una conferencia con periodistas europeos.

El próximo paso será lograr un mandato preciso, la base jurídica y los acuerdos técnicos necesarios, a finales de enero, para implementar la misión. Existen todavía dudas de que algunos países, como Chipre y Grecia, pongan dificultades para este acuerdo.

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El proceso de independencia de Kosovo se encuentra fuertemente condicionado por la campaña de las elecciones presidenciales de Serbia, cuyos dirigentes, con el apoyo de Rusia, se oponen a la separación de la provincia de mayoría albanesa, donde radican los símbolos fundacionales del Estado. La Unión teme que una aceleración del proceso de independencia favorezca a las posiciones ultranacionalistas de Tomislav Nikolic.

Jansa considera que es fundamental que la UE mantenga una posición común, "después del acuerdo sobre Kosovo". "Actualmente más de 20 Estados miembros, entre los de más peso, están dispuestos a reconocer la independencia de Kosovo bajo una vigilancia internacional".

Algunos, como Chipre, Grecia, Eslovaquia, Rumania y España, han mostrado con distinto grado su oposición a una declaración de independencia que no contara con el acuerdo aunque no fuera explícito de Serbia.

Para el primer ministro esloveno, el estatuto de Kosovo debe "asegurar la estabilidad de los Balcanes, pero también asegurar los derechos de la minoría serbia en Kosovo". En su opinión por esta razón, el envío de la misión civil de la UE conviene también a Serbia.

A pesar de las dificultades y de las tensiones que la decisión puede causar, el proceso hacia la independencia es irreversible. Janez Lenarcic, secretario de Estado de Eslovenia para Asuntos Europeos, manifestó que en el proceso de Kosovo hay dos cuestiones que hay que tener en cuenta: "Que la situación actual es insostenible y, en segundo lugar, que no se puede volver a la situación anterior a 1989", es decir, a la tensión de cuando pertenecía a Serbia.

Un grupo de soldados estadounidenses de la OTAN patrulla junto a una iglesia ortodoxa en Vitina.
Un grupo de soldados estadounidenses de la OTAN patrulla junto a una iglesia ortodoxa en Vitina.AP

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