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Ola de cambio en el mundo árabe

La UE amenaza con reforzar sus sanciones contra leales al régimen

Los Veintisiete, desbordados por la crisis siria, alcanzan un pacto de mínimos

La Unión Europea volvió ayer a darse un nuevo margen de espera ante la situación en Siria al reiterar que el presidente Bachar el Asad debe enmendar sus pasos y adelantar que en cuestión de días habrá nuevas sanciones contra algunos elementos del régimen, manido procedimiento de presión hasta ahora infructuoso. Solo Alain Juppé, ministro de Exteriores de Francia, se mostró duro en lo verbal al decir que El Asad "ha alcanzado un punto de no retorno". Catherine Ashton, en nombre de los Veintisiete, dijo sentirse decepcionada por el discurso del presidente sirio.

La UE asiste semiparalizada a un conflicto que le desborda por todos los flancos y ante el que incluso Estados Unidos no sabe cómo intervenir. La reunión de ministros de Exteriores comunitarios en Luxemburgo confirmó la impotencia europea. Como el conflicto ya es viejo hay ocasión de recordar que las palabras siguen siendo las mismas: la violencia debe terminar, hay que abrir negociaciones genuinas y creíbles con la oposición, debe permitirse al acceso a observadores de la situación humanitaria y, como colofón, el anuncio de una nueva tanda de sanciones, la tercera, "para lograr sin dilaciones un fundamental cambio de política del régimen". Las sanciones consistirán en incluir en una lista de una veintena de personas ya encabezada por el presidente a otras personalidades del régimen y algunas compañías sirias. La repetición de esta receta estéril fue un acuerdo de mínimos, a juzgar por los comentarios públicos de los propios ministros. El francés Juppé declaró que "se ha alcanzado un punto de no retorno" en Damasco. "No es la primera vez que anuncia reformas y nunca ha cumplido su palabra".

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"Es urgente que el régimen dé un giro de 180 grados y vuelva al diálogo", manifestó el alemán Guido Westerwelle, mientras el británico Willian Hague declaró que El Asad "tiene que reformar o abandonar". En Madrid, la ministra Trinidad Jiménez, que no acudió a Luxemburgo, afirmó que lo que se vive en Siria "es una situación absolutamente insostenible y trágica".

La UE busca una alianza con Turquía, país con gran ascendiente sobre Siria, para presionar a El Asad, mientras se desespera ante las dificultades para encontrar en el Consejo de Seguridad el apoyo de Rusia y China a medidas más contundentes.

El distanciamiento ruso "es una venganza por la resolución sobre Libia", reconoce una fuente diplomática europea, resolución que Moscú ve aplicar hasta extremos mucho más allá de los previstos "al pasar de proteger a la población a buscar un cambio de régimen". Dmitri Medvédev, el presidente ruso, lo manifestó en una entrevista en Moscú. "Se nos dirá que la resolución es para condenar la violencia y algunos signatarios pueden acabar condenando la violencia con el envío de unos cuantos bombarderos", comentó con ironía.

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Refugiados sirios, en una protesta contra el presidente Bachar el Asad en el campo de Cruz Roja en la frontera con Turquía.
Refugiados sirios, en una protesta contra el presidente Bachar el Asad en el campo de Cruz Roja en la frontera con Turquía.MUSTAFA OZER (AFP)

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