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Ola de cambio en el mundo árabe | La posición de Europa

La UE se muestra incapaz de acordar sanciones contra Gadafi

Los ministros del Interior temen una oleada de inmigrantes desde el Magreb

Una Unión Europea paralizada, dividida y en un estado de negación de la evidencia rayano en lo patológico fue incapaz de ponerse ayer de acuerdo en Bruselas en la adopción de sanciones contra el régimen de Muamar el Gadafi, pese a acusarle de lanzar sangrientamente al Ejército contra el pueblo. Mientras, en Roma, los ministros del Interior de seis países mediterráneos, incluida España, alertaban de que la inestabilidad en el norte de África no solo puede provocar una oleada incontrolada de inmigrantes irregulares y solicitantes de asilo, sino crear el caldo de cultivo para que organizaciones terroristas y criminales pongan en peligro la seguridad europea.

El extraordinario desajuste con el que la Unión está reaccionado ante los sucesos de Túnez, Egipto y Libia quedó de manifiesto en los resultados de las dos reuniones de emergencia convocadas para debatir la crisis. En la de los embajadores de la Unión en Bruselas se pasó de puntillas sobre la amenaza para los Veintisiete de un éxodo masivo desde el sur, que Italia estima en cientos de miles de personas. Solo se indicó que la UE está dispuesta a proporcionar ayuda humanitaria donde sea necesario.

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En Roma, los ministros del Interior de Italia, Francia, España, Grecia, Chipre y Malta reclamaban, en cambio, que el desafío migratorio en el área mediterránea se convierta en un gran tema de discusión en la UE. Con el terremoto político en la otra ribera mediterránea "se han abierto una serie de rutas alternativas que potencialmente pueden generar flujos incontrolados de inmigrantes irregulares y de solicitantes de asilo a Europa", alertan los ministros. "Esta inestabilidad puede suponer un caldo de cultivo para las organizaciones terroristas y criminales, con el consiguiente riesgo para la seguridad interna".

Ajenos a esa potencial invasión, los embajadores del Comité Político y de Seguridad, reunidos por Catherine Ashton, la coordinadora de la política exterior comunitaria, se centraron en Libia y en qué disposiciones tomar ante la crisis. Concluyeron horas de debate haciendo bueno el anuncio del día anterior de que la UE suspende las negociaciones para un acuerdo marco con Libia y adelantando que "está dispuesta a tomar medidas adicionales". En la jerga diplomática, esa expresión se traduce por sanciones. Pero ni hay lista de sanciones, ni se sabe si serán muchas o pocas, ni de qué tipo. El abanico cubre desde represalias comerciales, incluida la prohibición de ventas de armas al régimen de Gadafi, a la negación de permisos para viajar a la UE o la congelación de cuentas bancarias.

La UE se remitió a la sesión especial de mañana del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, para perfilar detalles. "Las medidas adicionales tendrán que ver con lo que pase en los próximos días en Libia", comentó una fuente conocedora de las discusiones, que tuvo un inesperado ataque de sinceridad: "Hay límites a lo que la UE puede hacer para cambiar la marcha de los acontecimientos en el mundo".

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No los podrá cambiar mientras no reconozca la dimensión del problema. Suena incoherente y alejado de la realidad insistir en reclamar al régimen -como hicieron diversos responsables comunitarios y la propia Ashton a las 24 horas de que Gadafi prometiera morir matando, y cuando existen razonables dudas sobre la solvencia del Estado libio- que "responda a las legítimas demandas de la población, incluido el diálogo nacional".

En el comunicado de ayer ni siquiera aparece la palabra Gadafi, aunque las fuentes señalan que el líder libio es el responsable último de lo ocurrido y que a él se dirigen las condenas y llamamientos de la Unión. Si acaso ahora se nota una mayor crudeza en las palabras que lo escuchado en días pasados. "Estas brutales violaciones masivas de los derechos humanos son inaceptables", dice Ashton, haciéndose eco de las palabras del presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso: "Es intolerable ver al Ejército usar la fuerza contra los civiles". Bruselas no tiene cifras fiables de bajas y habla de cientos de civiles muertos.

"La UE subraya que los responsables de esta brutal agresión y violencia contra los civiles deberán responder ante la justicia", indica el comunicado de Ashton, que también exige "a las autoridades libias que garanticen la seguridad de todos los extranjeros y faciliten la salida de todos los que deseen marcharse del país".

Bruselas estima que hay entre 5.000 y 10.000 europeos buscando a la desesperada una escapatoria del infierno libio, lo que suscita la posibilidad de que puedan ser usados como rehenes por un régimen acorralado. "Su situación preocupa, pero no se ha mencionado esa hipótesis en la reunión", comentó el testigo. Sí reconoció que la "clara voluntad de tomar medidas si hiciera falta" está supeditada a la salida previa de los europeos, para evitar precisamente represalias.

No se abordó ayer la cuestión del envío de los grupos de combate que la Unión tiene preparados para situaciones de emergencia. De momento, la iniciativa de evacuación de los extranjeros se deja en manos de los Estados, que coordinan entre ellos sus acciones para agrupar y extraer a sus nacionales, en muchos casos todavía desperdigados por diversos puntos de Libia. Londres y La Haya han movilizado medios militares para el rescate, lo mismo que Ucrania.

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