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La UE quiere negociar una nueva relación con el Kremlin

La UE despejó ayer el camino hacia una relación más fluida con la Rusia de Dmitri Medvedev al ponerse de acuerdo los ministros de Exteriores comunitarios en fijar en abril los términos de un mandato de negociación estratégica con Moscú que permita lanzar su negociación formal en la cumbre UE-Rusia a celebrar en junio en Siberia.

El proyecto de mejorar la relación civil con el Kremlin choca con las objeciones rusas a los planes militares de los aliados, que serán discutidos la próxima semana en la cumbre de la OTAN en Bucarest.

La negociación de un nuevo acuerdo estratégico con Moscú fue paralizada en 2006 por Polonia, como represalia al veto ruso a la importación de carne polaca. La admisión ahora de ese producto ha hecho desaparecer el obstáculo polaco, que ha cedido el relevo de la intransigencia a Lituania.

Comercio y energía

Los ministros reunidos ayer en la localidad de Brdo, cerca de la capital eslovena, debatieron intensamente sobre Rusia, dadas las distintas sensibilidades de los diferentes países europeos ante el Kremlin. De "enriquecedor intercambio de experiencias", habló Bernard Kouchner, el ministro francés. Al final acabaron por expresar su optimismo de que habrá una propuesta de acuerdo con la nueva Administración rusa que recoja las preocupaciones de los países europeos vecinos a Rusia, en particular la seguridad energética.

La formulación de los términos del mandato negociador será pactada a mediados de abril en una reunión técnica de los embajadores comunitarios en Bruselas y cubrirá energía, comercio y derechos humanos, entre otros temas.

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El plan de acuerdo será presentado en la cumbre euro-rusa de finales de abril al nuevo inquilino del Kremlin. La UE confía en establecer con Medvedev una relación menos tensa que la mantenida con Vladímir Putin.

En su vertiente civil los ministros no tuvieron que enfrentarse ayer a las objeciones que Medvedev plantea a los planes de ampliación de la OTAN. Varios países (España, Alemania y Francia, entre ellos) coinciden en que no hay que irritar innecesariamente a Medvedev con la invitación a Ucrania y Georgia a integrarse en la Alianza, como desearía Estados Unidos realizar en Bucarest.

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